AUTORA: ANA MUELA SOPEÑA TEXTO: CALEIDOSCOPIO DE MUJERES
No
soy una mujer,
Pero
también soy Eva PULSA AQUÍ PARA LEER OTROS POEMAS DE ANA MUELA SOPEÑA |
NOTAS PARA EL COMENTARIO 1)Métrica, estructura y tipología textual a) Métrica Salvo en la última parte, el poema está compuesto por una combinación de versos heptasílabos y endecasílabos, con algunas asonancias que no considero relevantes, porque, como veremos, en las partes que corresponden a la silva la autora ha sustituido la rima por el ritmo poético y por recursos retóricos de gran plasticidad. En los versos de once sílabas, que son los que marcan el ritmo, actuando los heptasílabos como contrapunto musical, Ana Muela ha elegido el endecasílabo propio (1), es decir aquel que lleva los acentos en las sílabas 6ª y 10ª. Dentro de estos endecasílabos encontramos como combinación más significativa la de los heroicos ( acentos en 2ª, 6ª, 10ª sílabas) con los melódicos(2) (3ª, 6ª y 10ª), apareciendo también algunos enfáticos (1ª, 6ª y 10ª) para remarcar el tema central: soy un caleidoscopio de mujeres...//He venido con Lilith desde el fuego. Además de un verso alejandrino (dos hemistiquios de 7 sílabas, sin sinalefa), encuentro dos en los que la sinéresis en líneas y paleolíticos parece obligada para formar los respectivos endecasílabos propios. Otro recurso fónico sabiamente utilizado es el del empleo de palabras agudas y esdrújulas que alternan con las llanas en la terminación de los versos. Junto al remache musical de estos términos generalmente muy significativos en el poema (mujer, piel, coral, Corfú, placer, Lilith o en las proparoxítonas Hespéride, orígenes, clásicos, paleolítico, dríadas...) las reminiscencias dactílicas de las esdrújulas (_' _ _) nos llevan al mundo clásico y a su poesía, construida no sobre la rima sino sobre la duración de las vocales que actúan como las notas básicas de una melodía.
Como decía al principio de este
comentario, la última parte del poema rompe claramente con el
sistema métrico empleado en las anteriores. Ahora nos encontramos
con versos de arte menor (a excepción de un eneasílabo: en la
raíz del estramonio) de diverso número de sílabas: 8, 7, 4 y 3. Lo primero que hay
que destacar es que la combinación de versos de arte menor es propia
de las estrofas ligadas al canto y a la danza: coplas, seguidillas,
soleares, jotas... Esta parte adquiere así un tono
musical que evoca las primitivas danzas acompañadas de conjuros
sobre magia y brujería que de manera tan espléndida recrearan,
entre otros, Fernando de Rojas y Shakespeare. Además, la
alternancia de tetrasílabos con versos de ocho y siete sílabas
nos recuerda diversas coplas medievales de pie quebrado (entre
ellas las del Arcipreste o Jorge Manrique), en las que el pie
quebrado solía tener gran relevancia significativa. Como ocurre en
este poema. Con Lilith, con Eva, con
Sofía, en gineceos, reúne la idea central que se
ha ido desarrollando durante el poema y a la que luego me referiré:
la de la metáfora del caleidoscopio de mujeres con la
que se define la autora al principio del poema. Una vez más la
estructura discursiva (planteamiento, desarrollo y desenlace)
acompaña la melódica de estribillo, versos de vuelta y estribillo,
desarrollada de manera sinfónica con su correspondiente explosión
final por la autora con notable habilidad. b) Estructura y tipología textual La poeta ha dividido su poema en seis partes que agrupo de esta manera: planteamiento del tema o idea central: 1ª parte, dos primeros versos. Desarrollo de esta idea: partes, 2-5. Conclusión: 6ª parte. Nos encontramos así con que la primera parte expone la tesis de la autora: No soy una mujer individual, sino la suma de todas las mujeres que son y han sido. Y este conjunto de las que han sido incluye a las míticas, cada una de las cuales actúa como coprotagonista de una de las partes antes reseñadas ( de la 2ª a la 5ª): Lilith, Eva, Sofía, virgen de Corfú. La última parte recoge estos distintos símbolos femeninos que se habían anunciado con la metáfora del caleidoscopio. Vemos, pues, que la estructura corresponde a un texto de doble entrada en el que la tesis que se anuncia al principio yo=todas las mujeres, se va desarrollando con cinco argumentos(yo=a; yo =b; yo =c; yo =d yo=e) para volver a recogerse al final: yo = a+b+c+d+e, es decir =todas la mujeres reales o míticas. El texto se construye como una argumentación poética clásica en la que el todo (por ejemplo el cuerpo) se fragmenta en partes significativas (cabello, cuello, labio, frente) para indicarnos que si no se disfruta de cada una de ellas ( es decir, del cuerpo) en la juventud no podrá hacerse en la vejez. Pero, a su vez, el texto argumentativo adquiere la forma narrativa para contarnos lo que han hecho o de dónde proceden esos cinco símbolos femeninos y, sobre todo, de importantes fragmentos descriptivos. Hay qué explicarnos cómo son y cuál es el significado mítico de ese altar femenino, de este retablo en el que cada una de las ornacinas está ocupado por una diosa. De ahí el predominio del estilo nominal: sustantivos acompañados por sus correspondientes adjetivos o complementos equivalentes (sintagmas preposicionales, aposiciones, oraciones de relativo). La mayor parte de las palabras (sean sustantivos, adjetivos o verbos) se emplea con valor metafórico de gran plasticidad y riqueza significativa, valor al que después me referiré al analizar más adelante. Tanto las partes narrativas como las descriptivas se construyen en presente para remachar la vigencia y actualidad de estos personajes míticos. Sólo en el caso de Lilith se emplea el pretérito perfecto compuesto (he venido) para indicar el origen incierto de esta diosa que acompaña a la protagonista en su primer viaje como el Virgilio dantesco. Sin embargo, el uso del perfecto compuesto en lugar del simple nos indica que la acción sigue teniendo vigencia en el tiempo y espacio actuales. Ana Muela se sirve también de perífrasis durativas (voy bajando) o de gerundios (corriendo, soñando) para prolongar las acciones o simultanearlas con otras (me elevo). Creo también significativo el hecho de que la autora no construya retratos, sino etopeyas de esos personajes con los que realiza su viaje iniciático. Las diferentes diosas o seres míticos carecen de rasgos físicos por cuanto su papel aquí en absoluto corresponde al de objeto sexual asignado por las culturas machistas a la mujer. Por tanto lo que aquí procede no es describir la perfección de sus formas para satisfacción del macho, sino los rasgos antropológicos y culturales de estos ayudantes mágicos que, al igual que las hadas(3) del relato maravilloso, ayudan a la protagonista a superar todas las pruebas y a desarrollar al máximo todas sus capacidades.
2)Tema y contexto significativo De acuerdo con lo que he ido aventurando anteriormente, el tema de Caleidoscopio de mujeres es el de la individualidad plena de la protagonista a partir de la asimilación y vivencias de quienes han forjado el universo femenino. El yo y mis circunstancias que forman al individuo orteguiano se transforma en la síntesis de las vivencias de generaciones y generaciones de mujeres (y hombres), de un inmenso colectivo (mágico y vital) que se ha impregnado en mi adn hasta configurar lo que soy. Es decir, yo soy mis circunstancias culturales en el sentido antropológico que Gordon Childe da a la cultura. Esta lírica de la cultura que encontramos en obras en las cuales lo cotidiano se muestra como pálido reflejo de un poderoso universo mítico(4) no es frecuente en la última poesía española, sin bien hay poetas como Julio Llamazares, Aurelio González, Carmen Jodrá, Álvaro Tato o Carlos Martínez Aguirre (5) que sí se han realizado en muchas de sus composiciones poéticas recreaciones de mitos o indagaciones de nuestras señas de identidad a partir de una realidad muy lejana a la mostrenca que nos sofoca. Ana Muela Sopeña muestra singular pericia en el empleo de materiales míticos, mágicos o legendarios para poetizar las ansias existenciales, especialmente las de la mujer. Por ejemplo, en sus poemas titulados Desde El Génesis, Isis, Perséfone o Décima estación vemos cómo trae a flor de piel, sobre todo de la piel femenina, mitos de distintas tradiciones culturales sobre los que se basa nuestra existencia y, por ende, nuestra conciencia. En Caleidoscopio de mujeres, las coprotagonistas que acompañan a la autora en el viaje iniciático para hallar su plena condición de mujer soportan sobre sus hombros buena parte de nuestra cosmovisión y de nuestros referentes culturales, entre los que los mítico-religiosos adquieren una relevancia especial. Bajo el nombre de Lilith, la primera guía de nuestras autora, se ampara un apreciable conjunto de divinidades femeninas relacionadas con el dominio del cielo y de los astros_sol, luna y estrella matutina o Venus, sobre todo_y de los bosques, con sus correspondientes mitos y ritos relacionados con la fecundidad-sexualidad. En las sociedades cazadoras esta divinidad gobernaría el bosque y a los animales, siendo, por tanto, fundamental rendirle culto para asegurar el mantenimiento de la tribu, ya que se muestra tan generosa con sus fieles como cruel con quienes no cumplen con las normas sagradas. Aunque generalmente es una diosa femenina también se la muestra como hermafrodita o masculina (el Nimrod o poderoso cazador babilónico). Ya me he referido a la permanencia de esta divinidad en el cuento maravilloso y a su desdoblamiento en hada-bruja, pero también sus reminiscencias en los cultos totémicos y en la mitología clásica son claras: Artemisa cazadora o Cibeles, la señora de los bosques llevando un carro conducido por leones. Con la llegada de la agricultura esta señora del cielo y de los animales se revestirá con los atributos necesarios para el dominio de los ciclos estacionales y de la fecundidad de la tierra. Semíramis proclama a su esposo Nimrod rey solar y ella misma bajo este nombre o el de Isthar(6) se convertirá en diosa de la sexualidad-fertilidad y en reina de los astros, sin perder sus atributos de señora de las batallas. Junto a estos poderes, Lilith recoge un amplio conjunto de leyendas orientales relacionadas con la creación del mundo y el origen del hombre, con el mundo de las tinieblas o infiernos, leyendas que, en un principio, los hebreos incorporarán en parte al relato bíblico de Adán pero que después serán purgadas y quedarán en las versiones talmúdicas y en leyendas orales cercanas a la demonología, el vampirismo y la magia (7). Creo que los datos anteriores eran necesarios para comprender la poetización del mito hecha por Ana Muela. Ahora entendemos que es una diosa primitiva relacionada con los cultos solares de los que el fuego es uno de los símbolos (vengo de lo oscuro primigenio, desde el fuego), que gobierna la naturaleza, el agua y la tierra, y que es la señora de la sexualidad (jadeos de la sombra entremezclados con la piel), el mundo de la vida y de la muerte. Esta diosa primigenia será también la que dé voz a la criatura que la acompaña, de acuerdo con las creencias mágicas de que nombrar las cosas es crearlas(8) El segundo personaje con el que se identifica la narradora, la Eva bíblica, aparece como la antítesis de la anterior diosa. Si Lilith representa la libertad y el desenfreno, Eva la resignación callada (que silencia su aliento en sauces de los siglos) y el origen de los males que martirizarán al hombre hasta que otra diosa del Cielo lo redima. (9) Con Eva la mujer será convertida en la civilización judeo-cristiana en un apéndice del hombre, en un ser inferior condenado a la sumisión y a la obediencia. Sólo la imaginación y la huida de la realidad cotidiana en pos de espacios menos oprimentes o libres permitirán su realización como persona: Una búsqueda errática abre cauces al sueño de la bruja... El mundo clásico permite, si no la realización, sí la indagación, la búsqueda de sus señas de identidad en el pasado o en el presente (voy bajando sin miedo por la historia/ hasta llegar a clanes paleolíticos...). El saber, Sofía, es ahora la Beatriz que guía a nuestra viajera prestándole materiales académicos como los autores clásicos, los ábacos o diccionarios junto a otros que remiten al mito y al ocultismo: los egrégores del humo o campos mentales o morfogenéticos que completarán la formación de la protagonista. De ahí que la poeta-narradora se busque en las representaciones del pasado más remoto o de ese presente que vive con Sofía: la virgen de Corfú o la dríadas. Artemisa (la Diana romana), efectivamente recoge los aspectos relacionados con las diosas primitivas de los bosques, de la caza y de la guerra. También conserva su culto algunos vestigios de los cultos solares: recuérdese que en el templo de Corfú a ella dedicado aparece la esvástica y, sobre todo, de ciclos míticos lunares, ya que su vagar errático y solitario sería el de nuestro satélite. Las dríadas son el complemento mítico de diosas o espíritus arbóreos que remiten a los complejos cultos vegetales que Frazer analiza en la Rama dorada. Sin embargo, frente a la agresividad y crueldad de Artemisa, capaz de convertir a Acteón en ciervo para que lo devoren sus propios perros sólo por haberla visto desnuda, estas ninfas son acogedoras y pacíficas, disfrutan de su libertad y de la simbiosis con la naturaleza y, como último recurso, si son atacadas, hechizan al agresor. Artemisa y dríadas, haz y envés de nuestras personas. Como ya he indicado, con estos mimbres míticos que ha ido cogiendo, analizando y cuidando, Ana Muela tejerá en la última parte del poema el cesto de su personalidad. La obra final es el compendio de rasgos que forman el concepto de mujer a partir de distintos símbolos, pero, al tiempo, una poetización de los referentes míticos de la mujer.
3) Lenguaje y recursos poéticos a) Léxico Dejando al margen los nombres propios a los que ya me he referido anteriormente, el léxico del poema se puede agrupar en dos campos semánticos, entrelazados: uno el que hace referencia al mundo real, y otro relacionado con la magia o el ocultismo. Dado el valor metafórico que la autora concede a algunas palabras, ambos campos se entremezclan. En el primer bloque encontramos términos que llevan al mundo de la fisis y a los elementos fundamentales de la naturaleza según los filósofos presocráticos: el fuego, el agua, la tierra, el aire (aliento). A ellos la autora irá añadiendo otros referidos también a la naturaleza inanimada (obsidiana, sal, cenizas, brasas, luz, volcanes, coral, astros, cuevas, crepúsculos...), al mundo vegetal (sauces, lúpulos, lirios, belladona, prados...) y al animal-humano-físico( sangre, piel, jadeos, aliento, sueño, tortugas, leonas...) o cultural( sílabas, signos, vals, columpio, bibliotecas, caligrafías, clanes paleolíticos, ritual de caza, gineceos ...). Este será el espacio natural, el decorado sobre el que transcurra la acción, el viaje iniciático de la poeta. A él se une un segundo campo, el de los conceptos que bien por sí mismos, bien por su empleo simbólico en este poema se relacionan con el mito o las creencias mágicas. Entre los primeros, además de los ya mencionados egrégores y dríadas, encuentro bruja, belladona(10), íncubos (11) y estramonio. Por lo que se refiere a palabras que en el contexto del poema adquieren connotaciones mágicas el repertorio es muy numeroso. Además de los términos o construcciones ya señalados, elegiré algunas como muestra de esta unión del mundo real y el imaginario que se realiza tan hábilmente en el poema. La obsidiana, junto al empleo para la fabricación de armas en la edad de piedra, también se utilizaba (y aún se usa) por sus virtudes antidepresivas y estimulantes. El lobo, además de relacionarse con la lujuria (en los prostíbulos romanos había una loba pintada, de ahí la palabra lupanar) está relacionado con los cultos lunares que desembocarán en la licantropía. También las tortugas y leonas que cierran la composición poética tienen connotaciones mágicas en diferentes culturas. Ya hemos visto a las leonas, símbolos de la sexualidad, la maternidad y la fidelidad, conduciendo los carros de divinidades femeninas. A las tortuga, además de con la sabiduria y prudencia que la hacen ser tan longeva , se la relaciona con el universo, redondo por encima como el cielo, y plano por debajo, como la tierra, al igual que el caparazón de la tortuga. El hombre y la mujer universal serán simbolizados por este animal que está entre cielo y tierra. b) Recursos poéticos (En este enlace se explican los recursos poéticos con ejemplos sobre cada uno de ellos: http://www.jesusfelipe.es/recursos%20poeticos.htm
Ya he tratado de comentar parte de la riqueza simbólica de este poema, por lo que me limitaré a explicar algunas de las metáforas que me parecen más significativas, además de otros recursos retóricos. Tanto por su valor estructural y de idea central del poema, como por su eufonía y plasticidad soy un caleidoscopio de mujeres me parece la metáfora más lograda. Tal vez porque a su impacto visual añado el recuerdo de una canción de mi juventud en la que las imágenes reales y surreales se sucedían con la vertiginosidad de las alucinaciones anunciadas por las iniciales del título: Lucy in the sky with diamonds. Ignoro si la autora tenía presente el verso en el que en el autorretrato desde el bote se refleja la maravilla de una joven con "ojos calidoscópicos", pero es una casualidad significativa que una de nuestras antepasadas más antiguas se llame Lucy precisamente porque los arqueólogos que la descubrieron escuchaban en ese momento esta canción. Otra vez, antropología y poesía unidas.
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NOTAS 1.Sé consideran impropios el sáfico (acentos en 1ª, 4ª, 8ª y 10ª), el italiano o dactílico( 4ª, 7º y 10ª) y el de gaita gallega (1ª, 4ª, 7ª y 10ª) 2. Empleo la tipificación de Rudolf Baehr y Tomás Navarro Tomás. 3. Como demuestra Vladimir Propp en Las raíces históricas del cuento estas hadas, y sus antagonistas las brujas, son reconversiones muy tardías de los actantes originarios del relato maravilloso. El señor,a del bosque, de la muerte y de los otros reinos actuaba en el relato maravilloso como ayudante mágico en el proceso iniciático del protagonista y en la superación de sus pruebas, concediéndole diferentes objetos mágicos. A su vez, otro ser fabuloso suele realizar agresiones contra el protagonista. Este agresor se convertirá en la adaptaciones infantiles de los relatos en el diablo, el ogro, la bruja... También es clara la pervivencia de estos seres en la novela de caballerías: Morgana, Uganda la Desconocida... 4. Paradigma de la recreación poética de un imaginario mítico-legendario y su aplicación al día de hoy es La tierra baldía de T. S. Eliot. En esta dirección hay un estudio pormenorizado de Eliot y de las relaciones entre herencia antrológico-cultural y poesía: http://www.jesusfelipe.es/antonio_martinez_menchen_articulos.htm 5. Es una obviedad decir que habrá otros poetas jóvenes cuyas obras, como tantas otras cosas, desconozco, que también partirán de estos supuestos temáticos en un conjunto significativo de sus obras. Cualquier indicación a este respecto a mi correo electrónico será cordialmente recibida. 6. La diosa fenicia Astarté reunirá los mismo atributos y será representada en un carro tirado por seis leones. Al igual que Isthar a veces se desdobla en dios masculino de la sexualidad. La Afrodita Urania también heredará este significado cósmico _nació de la espuma formada por los tésticulos de Urano cuando cayeron al mar_, el poder militar (en Esparta se representa armada con arco y flechas) y, sobre todo, diosa del amor y de la sexualidad sin límites. 7. En el estudio crítico que hago sobre la novela de José Saramago Caín, analizo pormenorizadamente estos aspectos relacionados con Adán, Eva y Lilith. Este es el enlace para acceder a dicho estudio:http://www.jesusfelipe.es/criticas.htm#Caín_de_José_Saramago. 8. Recuerdese que, según el Génesis, la Creación se va realizando a partir de que Jehová va nombrando los elementos: Y dijo: hagase... Y se hizo. También se significativo en este aspecto Y el verbo se hizo carne. Por otra parte, la referencia a las míticas Hespérides en el final de este fragmento puede tanto tener relación con su asociación a ninfas de la estrella vespertina o del ocaso (y con ello al ciclo muerte-resurrección) como con las manzanas y sus connotaciones sexuales y de poder tan extendidas que, aunque en el Génesis no se menciona este fruto, todos damos por supuesto que es el de la tentación. Además esta manzanas son de oro, uno de los símbolos del más alla: de oro es la escala que Dante ve en el cielo de Saturno y que lleva hasta la esfera celeste para conducir las almas al Paraíso. 9. Es obvio que la Virgen recogerá gran parte del imaginario mítico de estas divinidades. Como señora del cielo se la representa rodeada de estrellas y, al igual que a Isis, sobre la luna naciente. También como todas ellas será madre de un dios, si bien mutilada de su sexualidad. 10. Esta planta aparece en los rituales orgiásticos de las fiestas dionisíacas en las que las ménades las consumían mezclada con vino como afrodisíaco. También la tomaban los celtas y otras tribus como vigorizante antes de las batallas y aparece frecuentemente en los brebajes medievales junto con el beleño, el estramonio y la mandrágora. 11. Los íncubos son los demonios masculinos que poseen a las mujeres cuando están dormidas. 12. La autora ha tenido la amabilidad de explicarme el sentido que quería dar a estas metáforas: En la independencia de los relojes: "Me refiero a los relojes biológicos que miden las ritmos circadianos de los organismos vivos (sístole y diástole/respiración/contracciones de los músculos/sueño-vigía,etc.)". Sumerjo en bibliotecas de los árboles esa caligrafía de lobos..."Con bibliotecas de los árboles hago alusión al alfabeto de los árboles de los druidas celtas, también a las runas realizadas en trozos de corteza de árbol. La caligrafía de los lobos hace alusión a esos signos más primitivos que las letras o los símbolos de los alfabetos relacionados con la supervivencia. Por ejemplo, huellas en la arena, ramas partidas, barro, etc." |