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Yrene Santos

Fénix

XII

Poema 22

Empiezo a envejecer

Fénix

La luna es un trozo de memoria

abarcando mis ojos

La vi flotar en océanos

nadé ansiosa para recuperarla

pero un rayo gritó fuerte

partiendo en dos los mares

me quedé en el medio

colgando de un relámpago

una lluvia de espejos cayó vertical

en distintos tamaños

colores y formas

casi ciega estuve de forzar mi mirada

Recordé entonces el origen

e intenté moverme

Pasaron minutos

y me miré cristal

estatua

hielo

carbón

sueño.

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II

Esta noche camina por mi cuerpo

Mi cuerpo es un jardín que espera

Hay surcos en él

Deshabitados.

 

 

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Poema 22

Para mi inolvidable Mamá Titico

por dejarme su cara de alegría,

a pesar del sufrimiento.

En la ventana

el viento sopla

sopla y habla

habla y canta

Un dejo de tristeza se adhiere a mis rincones

Sé que es ella

sacudiendo las alas para emprender su vuelo

lo supe desde que sonó el reloj

y las cortinas se esparcieron sobre mi cabeza

Pienso en el tiempo y me duele la vida

y me duele la muerte

pero dar gracias con amor

bendice al ser humano

al que se va

y al que queda

¿por dónde andaría su memoria cuando estaba sola?

La imagino sentada

suspirando

conversando con su pasado más remoto

cuando tejía las trenzas a su madre

y en las rodillas de su padre jugaba sin cesar

¡Cómo me duele el tiempo, Ángela!

Cuentos confesiones y rezos

buscando rostros nunca vistos

y un “porque te quiero a ti”

machacando mis sienes

sintiéndome un ser que nadie conoce

Ángela, como me duele el tiempo

pero como me alegra esta manera de palparlo

de conocerlo.

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Empiezo a envejecer

y no me reconozco ante el espejo

soy objeto y sujeto de un pasado que me miente

aguijoneada de amapolas en mi cuello

lloro risas

aspavientos

recuerdo los bambúes que a la una y catorce

despojaban mi otro yo dejándome despierta

Una interrogante que se vuelven miles en mi boca

no llego a pronunciar

hora y locura gritan en mis sienes

la mirada a tientas muerde rostros

las pestañas son el muro

los silencios

las audacias de quien no quiere asumirse amante

perdón pido a la noche que me trae el retroceso

los temores / el sí / el no

y a Descartes con su duda

la agonía de un beso que se pierde entre lengua y dientes

una nariz congelada por el susto

una boca que no se abre porque ignora su futuro

Empiezo a envejecer

envuelta entre rubores

malabarista de momentos nunca olvidados

el agua sobre el zinc

mis pies en el lodo

truenos como muerte vomitando sorpresas

Me miré vuelta niña jugando a las escondidas

toqué las acacias

los perejiles

las santomas

olí la yerbabuena

los lirios

Empiezo a envejecer

y veo a los niños (ya no tan niños)

repitiendo mis días

Empiezo a envejecer

Empiezo a envejecer

Empiezo a envejecer.

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