Cuento 2: Enxenplodel omne e de la muger e del papagayo e de su moça
»-Señor,
oí dezir que un omne que era çeloso de su muger, e conpró
»-¿Tú dexiste a mi marido todo quanto yo fize? »E la moça juró que non lo dixiera: »-Mas sabed que lo dixo el papagayo. »E quando vino la noche, fue la muger al papagayo e desçendiólo a tierra e començóle a echar agua de suso como que era luvia e tomó un espejo en la mano e parógelo sobre la jabla, e en la otra mano una candela, e parávagela de suso, e cuidó el papagayo que era relánpago; e la muger començó a mover una muela, e el papagayo cuidó que eran truenos; e ella estuvo así toda la noche, faziendo así fasta que amanesçió. E después que fue la mañana, vino el marido e preguntó al papagayo: »-¿Viste esta noche alguna cosa? »E el papagayo dixo: »-Non pud' ver ninguna cosa con la gran luvia e truenos e relámpagos que esta noche fizo. »E el omne dixo: »-En quanto me as dicho es verdat de mi muger así commo esto. Non á cosa más mintrosa que tú, e mandarte é matar. »E enbió por su muger e perdonóla e fizieron paz. »E yo, señor, non te di este enxenplo sinon por que sepas el engaño de las mugeres, que son muy fuertes sus artes e son muchos, que non an cabo' nin fin.» PULSA AQUÍ PARA LEER RELATOS DE INFIDELIDADES AMOROSAS |
Cuento 7:Enxenplo del terçero privado, del caçador e de las aldeas E vino el terçero privado ante el Rey e fincó los inojos ant' él e dixo: -Señor, de las cosas, quando el omne non para mientes en ellas, viene ende grande daño; e es atal commo el enxenplo del caçador e de las aldeas. E dixo el Rey: -¿Cómmo fue eso? Dixo él:
-Oí dez »E, señor, non te di este enxenplo sinon que non mates tu fijo fasta que sepas la verdat por que non te arrepientas. |
Cuento 9. Enxenplo del quarto privado, e del bañador e de su muger E vino el quarto privado, e entró al Rey e fincó los inojos ante el Rey, e dixo: -Señor, non deve fazer omne en ninguna cosa fasta que sea bien çierto de la verdat, ca quien lo faze ante que sepa la verdat, yerra e faze muy mal, commo acaesçió a un bañador que se arrepintió quando non le tovo pro. El Rey le preguntó: -¿Cómmo fue eso? Dixo: -Señor, fue un infante un día por entrar en el baño, e era mançebo, e era tan grueso que non podía ver sus mienbros por dó eran. E quando se descubrió, violo el bañador, e començó a llorar. »E díxole el Infante: »-¿Por qué lloras? »E dixo:
»E el Infante le dixo: »-¿Qué faré yo que mi padre me quiere casar? Non sé si podré fazimiento con muger. E el Infante dixo: »-Toma agora diez maravedís, e veme a buscar una muger fermosa. »E el bañador dixo en su coraçón: 'Terné estos diez maravedís, e entre mi muger con él, ca bien sé que non podrá dormir con ella.' »E estonçes fue por ella. E el Infante durmió con ella, e el bañador començó de atalear cómmo yazía con ella con su muger. E el Infante rióse. E el bañador fallóse ende mal, e dixo: »-¡Yo mesmo me lo fize! »E estonçes llamó su muger e dixo: »-Vete para casa. »E ella dixo: »-¿Cómmo iré, ca le fiz' pleito que dormiría con él toda esta noche? »E quando él esto oyó, con cueita e con pesar, fuese a enforcar, e así se mató. »E, señor, non te di este enxenplo sinon que non mates tu fijo.» PULSA AQUÍ PARA LEER ESTE RELATO EN LAS MIL Y UNA NOCHES |
E
los
maestros le dixieron que dixiese, e él dixo: -Dizen que un omne que adobó su yantar e conbidó sus huéspedes e sus amigos e enbió su moça al mercado por leche que comiesen, e ella conpróla e levóla sobre la cabeça; e pasó un milano por sobre ella, e levava entre sus manos una culebra e apretóla tanto de rezio con las manos, que salió el venino della e cayó en la leche, e comiéronla, e murieron todos con ella. E agora me dezid: ¿cúya fue la culpa porque murieron todos aquellos omnes? E dixo uno de los quatro sabios: -La culpa fue en aquel que los conbidó que non cató la leche que les dava a comer. E el otro maestro dixo: -Non es así commo vós dezides, qu' el que los huéspedes conbida non puede todo catar nin gostar de quanto les dava a comer, mas la culpa fue en el milano que apretó tanto la culebra con las manos, que ovo de caer aquella ponçoña. El otro respondió: -Non es así commo vosotros dezides, ca el milano non avía ý culpa, porque comía lo que solía comer, demás non faziendo a su nesçesidat. Mas la culebra ha la culpa, que echó de sí la ponçoña. E el quarto dixo: -Non es así commo vosotros dezides, que la culebra non á culpa, mas avía la culpa la moça, que no cubrió la leche quando la traxo del mercado. Dixo Çendubete: -Non es así commo vosotros dezides, que la moça non avía ý culpa, ca non le mandaron cobrir la leche; nin el milano non avía ý culpa, ca comía lo que avía de comer; nin la culebra non avía ý culpa, que iva en poder ageno; nin el huésped non ovo ý culpa, qu' el omne non puede gostar tantos comeres quantos manda guisar. Estonçes dixo el Rey a su fijo: -Todos estos dizen nada, mas dime tú cúya es la culpa. El Infante dixo: -Ninguno destos non ovo culpa, mas açertóseles la ora en que avién a morir todos. E quando el Rey oyó esto, dixo: -¡Loado sea Dios, que non me dexó matar mi fijo! |
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