Sendebar

índice

Cuento 2

Cuento 7

Cuento 9

Cuento 19

 

      Cuento 2: Enxenplodel omne e de la muger e del papagayo e de su moça

         »-Señor, oí dezir que un omne que era çeloso de su muger, e conpró un papagayo e metiólo en una jabla e púsolo en su casa, e mandóle que le  dixiese todo quanto viese fazer a su muger e que non le encubriese ende nada, e después fue su vía a recabdar su mandado, e entró su amigo d'ella en su casa do estava, e el papagayo vio quanto ellos fizieron. E quando el omne bueno vino de su mandado, asentóse en su casa en guisa que non lo viese la muger. E mandó traer el papagayo e preguntóle todo lo que viera, e el papagayo contógelo todo lo que viera fazer a la muger con su amigo. E el omne bueno fue muy sañudo contra su muger e non entró más do ella estava. E la muger cuidó verdaderamente que la moça la descubriera e llamóla estonçes e dixo:

      »-¿Tú dexiste a mi marido todo quanto yo fize?

      »E la moça juró que non lo dixiera:

      »-Mas sabed que lo dixo el papagayo.

      »E quando vino la noche, fue la muger al papagayo e desçendiólo a tierra e començóle a echar agua de suso como que era luvia e tomó un espejo en la mano e parógelo sobre la jabla, e en la otra mano una candela, e parávagela de suso, e cuidó el papagayo que era relánpago; e la muger començó a mover una muela, e el papagayo cuidó que eran truenos; e ella estuvo así toda la noche, faziendo así fasta que amanesçió. E después que fue la mañana, vino el marido e preguntó al papagayo:

      »-¿Viste esta noche alguna cosa?

      »E el papagayo dixo:

      »-Non pud' ver ninguna cosa con la gran luvia e truenos e relámpagos que esta noche fizo.

      »E el omne dixo:

      »-En quanto me as dicho es verdat de mi muger así commo esto. Non á cosa más mintrosa que tú, e mandarte é matar.

      »E enbió por su muger e perdonóla e fizieron paz.

      »E yo, señor, non te di este enxenplo sinon por que sepas el engaño de las mugeres, que son muy fuertes sus artes e son muchos, que non an cabo' nin fin.»

PULSA AQUÍ PARA LEER RELATOS DE INFIDELIDADES AMOROSAS

ir al índice

  Cuento 7:Enxenplo del terçero privado, del caçador e de las aldeas

        E vino el terçero privado ante el Rey e fincó los inojos ant' él e dixo:

      -Señor, de las cosas, quando el omne non para mientes en ellas, viene ende  grande daño; e es atal commo el enxenplo del caçador e de las aldeas.

      E dixo el Rey:

      -¿Cómmo fue eso?

      Dixo él:

      -Oí dezir que un caçador que andava caçando por el monte, e falló en un árbol un enxanbre, e tomóla e metióla en un odre que tenía para traer su agua. E este caçador tenía un perro, e traíalo consigo. E traxo la miel a un mercador de un aldea que era açerca de aquel monte para la vender. E quando el caçador abrió el odre para lo mostrar al tendero, e cayó d'él una gota, e posóse en él una abeja. E aquel tendero tenía un gato, e dio un salto en el abeja, e matóla; e el perro del  caçador dio salto en el gato e matólo; e vino el dueño del gato e mató al perro; e entonçes  levantóse el dueño del perro e mató al tendero porque l' matara al perro;  e estonçes vinieron los del aldea del tendero e mataron al caçador, dueño   del perro; e vinieron los del aldea del caçador a los del tendero, e tomáronse unos con otros e matáronse todos que non fincó ý ninguno; e así se mataron unos con otros por una gota de miel.

      »E, señor, non te di este enxenplo sinon que non mates tu fijo fasta que sepas la verdat por que non te arrepientas.

ir al índice

      Cuento 9. Enxenplo del quarto privado, e del bañador e de su muger

        E vino el quarto privado, e entró al Rey e fincó los inojos ante el Rey, e dixo:

      -Señor, non deve fazer omne en ninguna cosa fasta que sea bien çierto de la verdat, ca quien lo faze ante que sepa la verdat, yerra e faze muy mal, commo acaesçió a un bañador que se arrepintió quando non le tovo pro.

      El Rey le preguntó:

      -¿Cómmo fue eso?

      Dixo:

      -Señor, fue un infante un día por entrar en el baño, e era mançebo, e era tan grueso que non podía ver sus mienbros por dó eran. E quando se descubrió, violo el bañador, e començó a llorar.

      »E díxole el Infante:

      »-¿Por qué lloras?

      »E dixo:

      »-Por tú ser fijo de rey, commo lo eres, e non aviendo otro fijo sinon a ti, e non ser señor de tus mienbros, así commo son otros varones; ca yo bien creo que non puedes jazer con muger.

      »E el Infante le dixo:

      »-¿Qué faré yo que mi padre me quiere casar? Non sé si podré fazimiento con muger. E el Infante dixo:

      »-Toma agora diez maravedís, e veme a buscar una muger fermosa.

      »E el bañador dixo en su coraçón: 'Terné estos diez maravedís, e entre mi muger con él, ca bien sé que non podrá dormir con ella.'

      »E estonçes fue por ella. E el Infante durmió con ella, e el bañador  començó de atalear cómmo yazía con ella con su muger. E el Infante rióse.

      E el bañador fallóse ende mal, e dixo:

      »-¡Yo mesmo me lo fize!

      »E estonçes llamó su muger e dixo:

      »-Vete para casa.

      »E ella dixo:

      »-¿Cómmo iré, ca le fiz' pleito que dormiría con él toda esta noche?

      »E quando él esto oyó, con cueita e con pesar, fuese a enforcar, e así se mató.

      »E, señor, non te di este enxenplo sinon que non mates tu fijo.»

PULSA AQUÍ PARA LEER ESTE RELATO EN LAS MIL Y UNA NOCHES

ir al índice

Cuento 19: Enxenplo del omne e de los que conbidó, e de la mançeba que enbió por la leche, e de la culebra que cayó la ponçoña

 E los maestros le dixieron que dixiese, e él dixo:

      -Dizen que un omne que adobó su yantar e conbidó sus huéspedes e sus amigos e enbió su moça al mercado por leche que comiesen, e ella conpróla e levóla sobre la cabeça; e pasó un milano por sobre ella, e levava entre  sus manos una culebra e apretóla tanto de rezio con las manos, que salió el venino della e cayó en la leche, e comiéronla, e murieron todos con ella. E agora me dezid: ¿cúya fue la culpa porque murieron todos aquellos omnes?

      E dixo uno de los quatro sabios:

      -La culpa fue en aquel que los conbidó que non cató la leche que les dava a comer.

      E el otro maestro dixo:

      -Non es así commo vós dezides, qu' el que los huéspedes conbida non puede  todo catar nin gostar de quanto les dava a comer, mas la culpa fue en el milano que apretó tanto la culebra con las manos, que ovo de caer aquella ponçoña.

      El otro respondió:

      -Non es así commo vosotros dezides, ca el milano non avía ý culpa, porque comía lo que solía comer, demás non faziendo a su nesçesidat. Mas la culebra ha la culpa, que echó de sí la ponçoña.

      E el quarto dixo:

      -Non es así commo vosotros dezides, que la culebra non á culpa, mas avía  la culpa la moça, que no cubrió la leche quando la traxo del mercado.

      Dixo Çendubete:

      -Non es así commo vosotros dezides, que la moça non avía ý culpa, ca non le mandaron cobrir la leche; nin el milano non avía ý culpa, ca comía lo que avía de comer; nin la culebra non avía ý culpa, que iva en poder ageno; nin el huésped non ovo ý culpa, qu' el omne non puede gostar tantos  comeres quantos manda guisar.

      Estonçes dixo el Rey a su fijo:

      -Todos estos dizen nada, mas dime tú cúya es la culpa.

      El Infante dixo:

      -Ninguno destos non ovo culpa, mas açertóseles la ora en que avién a morir todos.

      E quando el Rey oyó esto, dixo:

      -¡Loado sea Dios, que non me dexó matar mi fijo!

ir al índice

PULSA AQUÍ PARA LEER FÁBULAS

 

IR AL ÍNDICE GENERAL