Pedro Enríquez Martínez

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De espaldas a la fiesta

Las pequeñas cosas

Tu voz

Los números desordenados

DE ESPALDAS A LA FIESTA

 

He venido con palabras en las manos,

como un niño que se amamanta,

como una muchacha que recibe su primera caricia.

 

Nadie me llamó,

ni mi nombre aparecía entre la lista de invitados,

un breve recuerdo, un íntimo pensamiento,

un gesto acaso en uno de los asistentes

ha bastado para esta presencia

que es un inconveniente.

 

Todos hablan en voz baja y me observan,

deseosos de que desaparezca.

 

Soy extraño entre aquellos que un día reíamos

y bebíamos juntos,

quizá cómplices de la misma aventura

_¡qué palabras tan deleznables!_

 

Hoy he llegado como un suspiro,

como un soplo,

como la misma sangre siempre presente,

tan dolorosa cuando resbala por la piel abierta de la herida.

 

Y aquí estoy, indiferente,

igual que un firmamento ocupando todo el espacio de la atención,

dioses pequeños observándome.

 

No, no es la música, los vasos, las promesas,

las falsas vestimentas, lo que me atrajo.

 

Sólo un pensamiento:

duele la vida sin esperanza,

sigue la rueda sin cansancio.

 

Traigo un sueño y alguien me espera,

mirando al cielo,

    de espaldas a la fiesta.

 

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LAS PEQUEÑAS COSAS

En los mástiles de la cera ondula la sensualidad

un temblor de infinito avanza en las velas

y en el aire un misterio de figuras inventa

                    avenidas sin relieve

                                                senos de la sombra

Cuántas noches este universo sin límites

provoca pesadillas de nieve

                                            caminos sin presencia

criaturas terribles que dialogan con el silencio

mientras ocultan el refugio de tus labios íntimos

el roce en tu piel sin rejas

Un puente de imágenes devora el vacío de cada segundo

y un teatro de niebla me interroga sin preguntas

Nunca aprenderé la historia de las pequeñas cosas

extraño de sentirme libre

en un bosque incendiado de caricias

sintiendo que la cuenta del tiempo

es ajena al ciclo de las semillas

escritos los mejores poemas en el cuaderno

de nuestros encuentros inesperados

 

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TU VOZ

La sierpe de los vientos

el dominio del estío

la cárcel de la muerte

el caballo de las palabras

el aullido del silencio

la espada del deseo

la furia de los días

la clemencia de lo absurdo

las lágrimas sin consuelo

el beso de la sorpresa

las habitaciones de la demencia

la tormenta de los suspiros

las copas rotas sin retorno

las malditas pirañas de las horas

un coágulo de tiempo vacío

las uñas marcadas en la noche

los pies oscuros del tormento

la fiebre devorando los colmillos

el hueco de las estatuas

el pozo sin garganta

los sonidos sin forma

la simetría del viento dolorido

la paralela dormida del blanco

los límites de la sombra

 

                 ¿De dónde nace esta tormenta

                                  este fulgor de fuego

                 incendiando la memoria?

  

Tu voz                la voz                tu voz

  

          Lentamente me desnudo en ceniza

 

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LOS NÚMEROS DESORDENADOS

Cuando me pierda en la cuenta

                              de los números desordenados

que tu cuerpo sea caricia donde

                              repose el uno y el cero

cae la gota de agua y en el tres

                              sucede el asalto a los labios

el cuatro y el cinco entre murmullos

                              de pájaros despiertos

después ciento mil el río que fluye

                              hasta fundirse por fin océano

uno tras otro los besos robados

                              como hojas en silencio

 

En la suma todo es verdad y el dos

                              conduce al misterio

 

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