Bajo el cielo de Lesbos floreció tu malicia, y en Lesbos adquiriste la afición con que eres, en el coro festivo de las otras mujeres, la que eróticamente las provoca e inicia... ¿Qué goce de otros mundos o qué extrema delicia hallas en el inverso culto de tus placeres? ¿Por qué al beso del macho que fecunda, prefieres el beso de la amiga: tu émula en la caricia? Dichosa tú que sabes, sin manchar su blancura, deleitarte en la núbil plenitud de sus senos y embellecer el vicio con tu propia hermosura. Salve a ti en el cortejo de las mujeres bellas que ayúntanse a los hombres en connubios obscenos: tu pecado rebelde no es el de todas ellas.
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En la grata penumbra de la alcoba, todo indecisamente sumergido, y ella, desmelenada, en el mullido y perfumado lecho de caoba. Tembló mi carne — ¡enfiebrecida loba!— y arrobéme en el cuerpo repulido, como en un jazminero florecido una alimaña pérfida se arroba. Besé con beso deleitoso y sabio, su palpitante desnudez de luna... y en insaciada exploración, mi labio bajó al umbroso edén de los edenes, mientras sus piernas me formaban una corona de impudor sobre las sienes. |
Espasmo
Después
de que con lúbrico recreo
Buscaré
el montecillo del Himeneo
Pasado
el lujurioso escalofrío,
y
también la congoja repetida PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS DE TEMA ERÓTICO |
En
medio a mis congojas, en mitad de mi hastío,
¡Perdóname!
La culpa del injusto desvío
Tu
recuerdo en mi alma se nubló como aquella
Mi
olvido fue una nube que ya va de partida, |