índice

José García Nieto

Madrigal

Oferta

Paulina Bonaparte

La creación de Adán

Velázquez pinta la Villa Medici

 

 

MADRIGAL

Porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo,
de la carne de las palabras
y con la forma de los sueños,

y porque sólo una mirada,
sólo un temblor entre mis dedos
eres, y por mis labios pasas
dándole alivio a mi destierro,

en la alta noche me amenazan
tus vecindades tan sin peso;
la soledad cerca mi alma;
hombre de barro soy y temo.

Llega la estrella a mi ventana.
Como te hice te recuerdo.
Duermes. Yo soy el que te canta,
hacia la muerte, con el viento.

 

ir al índice

OFERTA

Voy a ti, luz y fe por ti logradas,

con el valor del labio y de la frente;

todo mi ardor, ya sed en tu corriente,

destino entre tus manos sosegadas.

Traigo una nueva vida a tus miradas

en triunfo conseguida; tibiamente

iré dando a tu anhelo transparente

este retorno cálido de espadas.

Labraré el alto cauce. Por tu río

toda mi voluntad será la rama

que doble el paso fiel de tu navío,

y en el rizado encaje de la estela,

iré buscando el ángel que me llama

desde tus limpios ojos de gacela.

 

ir al índice

PAULINA BONAPARTE

Acaba de tenderse, y se adivina

que aquí vivió el amor ardientemente.

¿O es de hielo la curva de esa frente?

¿Son de cristal los senos de Paulina?

La carne suave en la cintura fina

¿es un río que dobla?, ¿es una fuente

que extasiada se mira en su corriente?,

¿o es una hermosa palma que se inclina?

Los ojos, no de piedra, tan humanos;

la cabeza tan firme sobre el cuello

de diosa, de mujer, de soberana.

Fluyen los brazos; van hacia las manos:

la derecha, acercándose al cabello;

la izquierda, sosteniendo una manzana.

PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS SOBRE PERSONAJES Y HECHOS HISTÓRICOS

ir al índice

LA CREACION DE ADAN

Ese dedo de Dios, eternamente

acercándose al hombre _y no lo toca_,

ese soplo encendido de su boca

que da sentido a un torso y a una frente,

ese ser poderoso y derribado

que recibe la llama de la vida

en la carne de amor estremecida,

en el barro, de amor humanizado,

no son tuyos; no has sido tú el maestro,

ni el creador, ni el oficiante diestro;

no era tuya la mano que pintaba.

Eras el obediente y conducido.

Dentro de un paraíso, aún no perdido,

también a ti el Señor te señalaba.

 

ir al índice

VELAZQUEZ PINTA LA VILLA MEDICI

Subo desde la barca, entre las flores

_ya no piedra, peldaños vegetales_,

a Santa Trinità dei Monti: iguales

cúpulas con distintos resplandores

en la tarde de oro, que ahora llega

reptando a Villa Médici. Sus muros

con el sol que se apaga son más puros,

y Velázquez los copia y los sosiega...

Tú diste más espacio a los espacios;

no te cegaron torres ni palacios

y viste lo no visto todavía,

orillando los verdes del Boschetto.

No cabe lo pintado en un soneto,

pero sí en tu pintura el alma mía.

PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS SOBRE PINTURAS

 

ir al índice

 

IR AL ÍNDICE GENERAL