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Gertrudis Gómez 
de Avellaneda

Al monumento al Dos de Mayo 

A  las estrellas

Significado de la palabra yo amé

Al partir

Aun cocuyo

Imitando una oda a Safo

 

Al monumento del Dos de Mayo

   ¡Mármol que guardas inmortal memoria

de alta constancia, de virtud severa,

yo te saludo por la vez primera

ardiendo en sed de libertad, de gloria!

   La página más bella de la Historia

grabó en tu frente la nación Ibera,

y en ti verá la gente venidera

coronando a la muerte la victoria.

¡Ah, no te admire el universo en vano!

De la ambición el ímpetu sañudo,

quiebre en tu base su furor insano,

   y hable a los pueblos tu silencio mudo,

y hable también al opresor tirano...

¡Monumento inmortal, yo te saludo!

 

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A las estrellas

Reina el silencio: fulgidas en tanto

luces de paz, purísimas estrellas,

de la noche feliz lámparas bellas

bordáis con oro su luctuoso manto.

Duerme el placer, mas vela mi quebranto

y rompen el silencio mis querellas,

volviendo el eco unísono con ellas

de aves nocturnas el siniestro canto.

   ¡Estrellas cuya luz modesta y pura

del mar duplica el azuloso espejo!

Si a compasión os mueve la amargura,

   el intento penar porque me quejo

¿cómo para aclarar mi noche oscura

no tenéis, ¡ay! ni un pálido reflejo?

 

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Significado de la palabra yo amé

Imitación de Parny

Con yo amé dice cualquiera

esta verdad desolante:

_Todo en el mundo es quimera,

no hay ventura verdadera

ni sentimiento constante.

   Yo amé significa: _«Nada

le basta al hombre jamás:

La pasión más delicada,

la promesa más sagrada,

son humo y viento ¡y no más!»

 

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Al partir   

¡Perla del mar! ¡Estrella de Occidente!

¡Hermosa Cuba! Tu brillante cielo

la noche cubre con su opaco velo,

como cubre el dolor mi triste frente.

   ¡Voy a partir! La chusma diligente,

para arrancarme del nativo suelo

las velas iza, y pronta a su desvelo

la brisa acude de tu zona ardiente.

   ¡Adiós, patria feliz, edén querido!

¡Doquier que el hado en su furor me impela,

tu dulce nombre halagará mi oído!

¡Adiós!... Ya cruje la turgente vela...

El ancla se alza... el buque, estremecido,

las olas corta y silencioso vuela.

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A un cocuyo

Dime, luz misteriosa,

que ante mis ojos vagas,

y mi interés despiertas,

y mi vigilia encantas,

    ¿Eres quizás del cielo

lumbrera destronada,

que por la tierra mísera

peregrinando pasas?

   ¿Eres un genio o silfo

de nuestra virgen patria,

que de su joven vida

contienes la ígnea savia?

   ¿Eres de un ser querido

quizás errante ánima,

que a demandarme vienes

recuerdos y plegarias;

    O bien fulgente chispa

de las brillantes alas

con que sostiene al triste

la célica esperanza?

   No sé; mas cuando luces

hermosa a mis miradas,

de tropicales noches

en la solemne calma,

    _ya exhalación perdida

cruces la esfera diáfana,

ya cual la brisa juegues

meciéndote en las cañas;

    ya cual diamante puro

te engastes en las palmas,

cuyo susurro imitas,

cuyo verdor esmaltas;_

    paréceme que siento

revelación extraña

de místicos amores

entre tu brillo y mi alma.

    Paréceme que existen

secretas concordancias

entre el afán que oculto

y entre el fulgor que exhalas.

   ¡Oh, pues, lucero o silfo,

ánima o genio, lanza

más vívidos destellos

mientras mi voz te canta!

    Los sones de mi lira,

las chispas de tu llama,

confúndanse y circulen

por montes y sabanas,

    y suban hasta el cielo

del campo en la fragancia,

allá do las estrellas

simpáticas los llaman.

    ¡Allá do el trono asienta

el que comprende y tasa

de toda luz la esencia,

de todo afán la causa!

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Imitando una oda a Safo
 

¡Feliz quien junto a ti por ti suspira,

quien oye el eco de tu voz sonora,

quien el halago de tu risa adora,

y el blando aroma de tu aliento aspira!

   Ventura tanta que envidiosa admira

el querubín que en el empíreo mora,

el alma turba, el corazón devora,

y el torpe acento, al expresarla, expira.

   Ante mis ojos desfallece el mundo,

y por mis venas circular ligero

el fuego siento del amor profundo.

   Trémula, en vano resistirte quiero...

de ardiente llanto la mejilla inundo...

¡delirio, gozo, te bendigo y muero!


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