Micer
Francisco
Imperial

Decir

Decir

  
   Por amores e loores de una hermosa mujer de Sevilla que llamó
  él Estrella Diana... ella yendo por la puente de Sevilla a la iglesia
  de Sant'Ana, fuera de la ciudad. 
  
     Non fué por cierto mi carrera vana,
  pasando la puente de Guadalquivir,
  a tan buen encuentro que yo vi venir
  ribera del río, en medio Triana,
  a la muy hermosa Estrella Dïana,
  cual sale por mayo al alba del día;
  por los santos pasos de la romería,
  muchos loores haya Santa Ana.
  
     E por galardón demostrar me quiso
  la muy delicada flor de jazmín,
  rosa novela de oliente jardín,
  e de verde prado gentil flor de liso,
  el su gracioso e honesto riso,
  semblante amoroso e viso suave;
  propio me parece al que dijo: Ave,
  cuando enviado fue del paraíso.
  
     Callen poetas e callen autores,
  Homero, Horacio, Vergilio e Dante,
  e con ellos calle Ovidio D'Amante
  e cuantos escribieron loando señores,
  que tal es aqueste entre los mejores.
  como el lucero entre las estrellas,
  llama muy clara a par de centellas,
  e como la rosa entre las flores.
  
     Non se desdeñe la muy delicada
  Enfregymio griega, de las griegas flor,
  nin de las troyanas la noble señor,
  por ser aquesta atanto loada;
  que en tierra llana e non muy labrada,
  nace a las veces muy oliente rosa,
  así es aquesta gentil e hermosa,
  que tan alto merece de ser comparada.
 

ir al índice

  
   A la dicha Estrella Dïana quejándose de los otros
  que la recuestaban e pidiéndole a ella armas. 
  
     Ante la muy alta corte
  del Dios d'amor so citado,
  e malamente acusado
  por vos, estrella del norte,
  diciendo que hiz error
  en vos dar tan grant loor,
  que porén merezco morte.
  
     Dicen que vos ensalcé
  entre las altas señores;
  como rosa entre las flores,
  dicen que vos esmeré;
  con lucero, con estrellas,
  llama a par de centellas,
  dicen que vos igualé.
  
     Dicen que me desdecir
  harán como fementido,
  o que en el campo metido
  me harán cruel morir;
  e si esto nom hicieren,
  que do vuestros ojos vieren
  me hagan luego hoir.
  
     En vestras manos, amiga,
  hago jura e promesa
  e a la grant Venus diesa,
  que este rebto por vos siga
  ante el alto Dios de amor,
  defendiendo vestro honor
  de quien vos desloor diga.
  
     E porque noble armadura
  conviene a tal pelea,
  donde Dios de amor vea
  la vestra gran hermosura,
  con vestras manos labrat
  las armas, e apropiedat
  la vestra gentil figura.
  
     E de vestra cabellura
  de toda peza labredes
  cota, mi bien, que me dedes,
  si fuere vestra mesura.
  E ceñida, bien apretada
  con vestros brazos, amada,
  me cingades por cintura.
  
     Vestros ojos amorosos,
  Señora, me dat por lanza,
  e habed firme esperanza
  que con ella mentirosos
  haré a los mal decidores
  de vos, la flor de las flores,
  pues de vos son envidiosos.
  
     Vestro aire delicado
  quiero llevar por escudo,
  non temo con él nin dudo
  maldecir desmesurado.
  E sean con él por devisa
  vestros dientes, boca e risa,
  e decir muy adonado.
  
     El vestro gracioso talle
  e muy buen torno de cara,
  resplandeciente e clara,
  cual el sol en mayo sale,
  sea yelmo con cimera:
  non creo qu'en la frontera
  otro tan propio se halle.
  
     Vestra nariz afilada
  sea flecha muy polida,
  con las pestañas, mi vida,
  ricamente emplumada.
  Vestro cejo muy hermoso
  sea el arco amoroso
  con que lance al entrada.
  
     Vestro gracioso aseo
  sean las sobreseñales:
  non creo que las dió tales
  Ginebra, nin hizo Iseo.
  E serié gran maravilla
  hallar tales en Castilla
  que, cuanto yo, non las veo.
 
PULSA AQUÍ PARA LEER DESCRICPICONES DE LA MUJER

ir al índice

 

IR AL ÍNDICE GENERAL