Cisnes de Betis que en su gran ribera, las divinas canciones entonando, volvéis el triste ivierno en primavera; y cuando el aura dulce está espirando soléis ir con templado movimiento, sublimes por las ondas paseando; pues recebís de Apolo el sacro aliento y de las musas sois favorecidos, trocad la voz en lamentable acento. |
Tú irás aquesta lumbre enriqueciendo, Iolas, que Salicio allá te ordena corona de laurel que va creciendo; tú la yedra serás que se encadena tan fuerte y abundante por su seno que impediréis los dos la luz serena y el mundo dejaréis de sombras lleno. |
De oy más el monte de Febo consagrado con nuevo lustre y nueba hermosura le uiste agradecido a quien renueba con tal bentaga el canpo, el monte, el prado punto la uoz, la sítara, dulçura de Apolo y sus hermanas cobran nuba y todos hacen prueba de sus ingenios, su riquesa y dones, cada qual su tesoro umilde ofrece, su diuisa y blasones a tu sagrada huella y te parece que nadie aunque te rinda sus despojos apenas ve que merece la llana luz de tus serenos ojos |