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CARLOS BOUSOÑO

lLa tarde

Algo de mi sangre espera todavía...

Amada, sostenme tú

Poética

 

LA TARDE

Sí, nuestro amor trabaja cual labriego

que arroja la semilla que no nace

y el tiempo pisa y bajo el pie se hace

podredumbre que el viento arrastra luego.

Podredumbre es mi amor. Podrido fuego.

Miro la tarde que en el aire yace

como a la muerte. Lejos se deshace

alguna sombra. Es el mayor sosiego.

Esta es la vida en que nacimos. Esta

en la que viviremos. Triste espía

mi corazón a la dorada cresta.

Del monte aquel. ¡Ansiada lejanía!

¡Quién pudiera creerte, dulce puesta

del sol; soñarte sólo, cielo, día!

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Algo en mi sangre espera todavía.
Algo en mi sangre en que tu voz aún suena.
Pero no. Inútilmente yo te llamo.
Aquella voz que te llamaba es ésta.
Ven hacia mí. Mis brazos crecen, huyen
donde los tuyos la mañana aquella.
Ven hacia mí. La tierra toda oscila,
se mueve, cruje. Vístete. Despierta.
Oh, qué encendida el alma
en su secreto puro, si vinieras.
Sin esperanza, entre la luz del día,
mi voz te llama.
El eco. La respuesta.

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AMADA, SOSTENME TU

Sosténme tú... Sosténme en esta espuma,

en tan dudosa espuma, en tan extraño

vivir; en este sueño, en este engaño,

en esta incertidumbre, en esta espuma.

Pero me voy. Callada, cierta, suma,

me espera la deidad del rostro huraño,

y lentamente del vivir me extraño.

 Hacia otra ley mi cuerpo que se esfuma.

Y tú, campo de amor... Y tú, levanta

tus ojos ciegos. Mírame de frente.

Yo no soy yo. Mi cuerpo ya me espanta.

Mírame bien. No soy aquél. Enfrente

está ya el mar. No soy, no soy... No canta

nada. No soy... Amor, escucha. Tente...

 

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POÉTICA

De un solo golpe hacer surgir las cosas

múltiples, simultáneas, como un río.

Decir “es odio”, “no”, “borrasca”, “frío”,

y entender, además, con eso, “rosas”.

Maravillosas rosas mariposas

del alma, fuego azul, extraño envío

de un pájaro que siendo atroz navío

fuese los aires y las olas rosas.

Que en tu palabra surja el mar o el viento

como huracán que, aquí, sopla en Bagdad.

Dentro de un siglo resonó el momento

este, en este reloj, de esta ciudad,

veloz como quietud o arrobamiento.

 

Sé la mentira y sé la de verdad.

 

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