Calila e Dimna

índice

El amante que cae en manos del marido

El can engañado por el reflejo del agua

El religioso robado

La vulpeja aplastada por dos cabrones

La alcahueta y el amante

La liebre y el león

De lo que pasó al camello con el león y sus compañeros

El médico ignorante que enveneno a la hija del rey

El religioso que vertió la miel y la manteca sobre su cabeza

El cuervo y la perdiz

 

El amante que cae en manos del marido

  Et por ventura, en dubdando, acaescerme hía lo que dicen que acaesció a un homne que amaba una muger casada. Et ella había cavado para él un caño de su casa fasta la calle, et el caño era del pozo cerca; e fizo una puerta al caño porque si su marido viniese asoras que pusiese ahí su amigo e lo cerrase dentro. Et acaesció así que un día estando él dentro con ella dijéronle que su marido estaba a la puerta. Et dijo la mujer al amigo: "Vete aína por el caño que está cerca del pozo". Et él detóvose de ir a aquel logar. Et acaesció que el pozo era derrundiado. Et él tornóse a ella e díjole: "Ya llegué fasta el caño e fallé el pozo caído". Et dijo la muger: "Non te dije yo del pozo salvo por te guiar al caño. Aguija e vete". Et dijo él: "Non debieras tú decir cerca del pozo, pues yo había de ir al caño". Dijo ella: "Ve e deja la locura de ir e devenir". Dijo él: "¿Cómo iré, habiéndome tú conturbado?" Et non cesó de decir fasta que entró el marido e prendiólos, e firiólos muy mal, e llevólos a la justicia.

PULSA AQUÍ PARA LEER RELATOS DE INFIDELIDADES AMOROSAS

ir al índice

El can engañado por el reflejo agua

   Et sería en esto atal como un del can que dicen que iba por un río e llevaba una pieza de carne en la boca, e vido la sombra que facía. Et por abarzar la sombra abrió la boca e cayósele la que llevaba, e llevógela el agua e non falló cosa ninguna.

PULSA AQUÍ PARA LEER LA VERSIÓN DEL ARCIPRESTE DE HITA DE ESTA FÁBULA

ir al índice

 El religioso robado

 

Dijo Calila: "Dicen que un religioso hubo de un rey unos paños muy nobles, et violos un ladrón et hubo envidia dellos, et guisó arte como gelos furtase; et entró al religioso, et díjole: "Quiérote facer compañía e aprender de ti". Et el religioso otorgógelo, et fizo vida con él, e servióle bien atanto que se aseguró el religioso en él e fió dél, e puso su facienda en su mano. E el ladrón cató hora que el religioso fuese desviado, et tomó los paños, et fuese con ellos. Et cuando el religioso falló los paños menos, luego supo que aquél gelos furtara, et fuese en busca dél.

 

La vulpeja aplastada por dos cabrones

  

Et yendo para una cibdat a que decían Mayat, falló en el camino dos cabrones monteses peleando et empujándose con los cuernos, et salióles mucha sangre, et vino una gulpeja et comenzó de lamer aquella sangre entre ellos, et estando ella lamiendo la sangre, cogiéronla amos los cabrones en medio e matáronla; et esto a ojo del religioso.

 

La alcahueta y el amante

  

Desí fuese para la cibdat a buscar al home, et posó con una muger mala, alcahueta; et la muger había una manceba que se había enamorado de un home, et non quería a otro ninguno, et en esto facía daño a su ama, porque perdía la soldada que le daba, por aquel home; e trabajóse de matarlo aquella noche que hospedaba al religioso, et dio a beber a la manceba e al home tanto de vino puro, fasta que se embeodaron et se dormieron. Entonce tomó ella vegambre  que había puesto en una caña por lo echar al home por las narices, e puso la boca en la cana por soplar. Et por facer ella esto, dio un estornudo ante que huyase soplar, et cayó a ella la vegambre en la garganta, e cayó muerta; et todo esto a ojo del religioso.

 

El carpintero, el barbero y sus mujeres

   Desí amaneció, et fuese el religioso a buscar el ladrón a otro lugar, et hospedóle un home bueno carpentero, et dijo a su muger: "Honra a este home bueno, et piensa bien dél, ca me llamaron unos mis amigos a beber, et non me tornaré si non bien tarde". "Et esta muger había un amigo, et era alcahueta entre ellos una muger de un su vecino; et mandóle que fuese a su amigo et que le feciese saber que su marido era convidado, e que non tornaría si non beudo e a grant noche. Et vino el amigo et asentóse a la puerta atendiendo mandado. Et en esto vino el carpintero su marido della, de aquel lugar do fuera, e vio el amigo de su muger a la puerta, et habíalo ante sospechado. Et ensañóse contra su muger, e entró a ella e firióla muy mal, e atóla a un pilar del palacio. Pues quél fue adormido e dormieron todos, tornó a ella la muger del alhageme, e díjole: "Mucho he estado a la puerta. ¿Qué me mandas?" Dijo la muger del carpintero. "Tú ves cómo estoy, e si tú quisieres, facer me has bien, e desatar me has, e atarté yo en mi lugar un poco. Et ir me he para él, e tornarme he luego para ti".

   "E fízolo así la muger del alhageme, e desatóla, e atóse a sí mesma en su lugar. E despertó el carpentero ante que tornase su muger e llamóla muchas veces por su nombre e la muger del alhageme non le respondió por miedo que non conosciese su voz. Desí llamóla muchas veces, e non le respondió. Et ensañóse e levantóse con un cuchillo en la mano, e cortóle las narices, e díjole: "Toma tus narices e preséntalas a tu amigo". Et pues que fue tornada la muger del carpentero, e vio a su compañera de aquella guisa, desatóla e atóse en su lugar. Et tomó la muger del alhageme sus narices e fuese, veyendo esto el religioso.

   "Et pensó la muger del carpintero de aquello en que era caída, e de que era sospechada, e alzó su voz, e dijo: "¡Ay Dios, Señor; ya vees mi flaqueza, et mi poco poder, et cuanto mal me ha fecho mi marido a tuerto, seyendo yo sin culpa. A ti ruego e pido por merced que si yo só sin culpa, e salva de lo que me apone mi marido, que tú tornes mis narices sanas así como ante eran, e demuestra y tu miraglo". Desí llamó a su marido e dijo: "Levántate, traidor, falso, e verás el miraglo de Dios en tornarme mis narices sanas así como ante eran". Et el marido dubdó, e díjole: "¿Qué esto que dices, fechicera mala?" E levantose e encendió lumbre, e fuela a ver. Et cuando le vio sus narices sanas, pidiole perdón, e repentiose, e escusosele de su pecado.

   "Et pues que llegó la muger del alhageme a su casa, pensó en arte por do saliese de aquello en que era caída. Et cuando era cerca del día pensando e diciendo en su corazón: "¿Cómo escusaré a mi marido e a mis parientes, de mis narices cortas?" Et en esto despertó su marido, et dijo a la muger: "Dame mi ferramienta toda, ca me quiero ir de mañana a un noble homne". Et ella non le dio si non la navaja. E él díjole: "Dame mi ferramienta toda". E dióle de cabo la navaja. E él ensañose, e echola en pos de ella a lóbregas. E dejose ella caer en tierra, e dio grandes voces, e dijo: "¡Ay mi nariz, mi nariz!" Vinieron sus parientes, e prisieron al marido, e leváronlo al alcalld, e mandó el alcalld justiciarlo. Et en levándolo a justiciar encontrólos el religioso, e llegóse al alcalld, et dijo: "Sofridvos un poco por amor de Dios e decir vos he todo lo que contesció. Sabed quel ladrón non furtó a mí los paños, nin la gulpeja non la mataron los cabrones, nin el alcahueta non la mató la vedegambre, nin la muger del alhageme non le tajó su marido las narices, mas nos mismos le fecimos". Rogole el alcalld que gelo departiese todo como era, e díjole toda la hestoria fasta en cabo".

PULSA AQUÍ PARA LEER UN RELATO CON EL MISMO ARGUMENTO

ir al índice

La liebre y el león

   Dijo Dimna: "Dicen que un león estaba en una tierra viciosa, do había muchas bestias salvajes, e agua, e pasto. Et las bestias que estaban en esa tierra estaban muy viciosas fueras por el miedo que habían del león. Et ayuntáronse todas las bestias, e tomaron consejo. Et viniéronse para el león, e dijéronle así: "Tú non puedes comer de nos lo que tú quieres, a menos de lazrar; et nos vimos un consejo que es bueno para ti e folganza para nos de la laceria en que estamos, si tú nos quieres segurar de tu miedo". Dijo el león: "¿Qué es ese consejo?" Dijeron las bestias: "Faremos contigo pleito, que te demos cada día una bestia de nos, que comas sin laceria e sin trabajo, et que nos asegures que, non te hayamos miedo de noche nin de día". Et plogo al león desto, e asegurólas e fizo les pleito.

"Et acaesció un día a una liebre que la levasen al león. Et queriendo la levar, dijo a las otras: "Si me quisiéredes escuchar, decir vos he cosa que vos non sería daño e vos será pro. Cuidar vos hía sacar desta premia deste león e estorcería yo de muerte". Et dijéronle: "¿Qué es lo que quieres que fagamos?" Dijo la liebre: "Mandad a quien me levare para él, que me lleve muy paso e que non me lieve apriesa, e que tarde tanto fasta que pase la hora del comer del león". Et ficiéronlo así. Et cuando fueron cerca del león fue la liebre señera muy paso, et el león estaba sollón e muy sañudo; e levantóse e comenzó de andar e de catar a diestro e a siniestro, fasta que vido la liebre venir. Et díjole:¿Dónde venís e do son las bestias, et por qué me mintieron el pleito que habían comigo puesto?"

   "Et dijo la liebre: "Non mande Dios, señor; yo só mandadero de las bestias para vos, et traía vos una liebre que vos enviaban que yantásedes. Et ya que venía cerca falló me un león e tomómela, et dijo: "Mayor derecho he yo de comer esta liebre que el otro a quien la levades". Et díjele yo: "Mal facedes, que este conducho es del león, que es rey de las bestias, que gelo envían para yantar; pues consejo vos que non me lo tomedes nin fagades ensañar al león; si non habredes ende mal". Et él non lo dejó de tomar por eso, e denostó vos cuanto pudo, e dijo que quería lidiar convusco, maguer sodes rey. Et cuando yo vi esto, vine para vos cuanto pude por vos lo querellar". Et el león cuando lo oyó asañóse, e dijo a la liebre: "Ve comigo e muéstrame ese león que dices". "Et la liebre fuese a un pozo en que había muy clara agua et era muy fondo que podría bien cobrir al león. Et díjole: "Este es el lugar que vos dije, mas tomadme so vuestro sobaco, e mostrar vos lo he". E fízolo así. Et él cató al fondo del pozo, e vio su sombra e la de la liebre en el agua. Et puso la liebre en tierra e saltó en el pozo por lidiar con el león, non dubdando quél era el león, e afogóse en el pozo. Et tornóse la liebre, e estorcieron las bestias del miedo en que eran, e fincaron seguras por siempre".

 

ir al índice

De lo que pasó al camello con el león y sus compañeros

   Dijo Senceba: "Dicen que un león, estaba en un valle, cerca del camino, et había tres vasallos: el lobo, e el abnue, e el cuervo. Et pasaron por y unos mercadores, e dejaron  un camello, e el camello entró al valle fasta que llegó al león. Dijo el león: "¿Quién te metió aquí?" Dijo el camello su facienda. Dijo el león: "¿Pues qué quieres?" Dijo el camello: "Lo que tú mandares". Dijo el león: "Si me quisieres servir e vevir comigo mucho me place, et doyte seguranza por mí e por mi compaña, que vivas muy vicioso e muy seguro". Et vivió el camello con él un tiempo, fasta que acaesció que fue el león un día a cazar que comiese, e fallese con un elefante, e hubo con él grand lid, et llagolo el elefante con sus colmillos muy mal.

   Et tornóse el león su sangre corriendo e rastrando, fasta que llegó a su lugar, e cayó como muerto, que se non podía mover para cazar para él et para sus vasallos. Et ellos hobieron fambre; et entendiolos el león et díjoles: "Mucho, sodes lazdrados, e menester habedes de comer". Dijeron ellos: "Non habemos cuidado de nos, veyéndote desta guisa estar, e querríamos nos buscar alguna cosa que te toviese pro, aunque nos hobiésemos un poco de lacerio". Díjoles el león: "Non he dubda en vuestra lealtad, e en vuestro amor, e en vuestro buen consejo, e buen galardón hayades ende. Derramadvos aquí en derredor, e por ventura fallaredes alguna cosa, e venir melo hedes decir, e quizá haberé algo para mí e para vos".

   "E salieron ende e apartáronse y cerca, e aconsejáronse entre sí, e dijeron: "¿Qué pro habemos deste camello que come yerba, e que non es de nuestro talle, nin de nuestra natura, nin de nuestro seso? ¿Por qué non afeitamos al rey que lo coma, et pongamos gelo en rahez?" Dijo el lobo: "Non hay guisa por que se esto diga, por la seguridat e pleito homenaje que le fizo el león". Dijo el cuervo: "Sed vos aquí, e dejadme con el león".

   Et fuese e entró al león. Cuando lo vio el león díjole: "¿Qué has? ¿Sentistes algo?" Dijo el cuervo: "Non falla si non quien busca, nin ve si non quien ha ojos, nin piensa si non quien ha entendimiento; e nos perdido habemos esto con la fambre que habíamos, e la cuita que éramos. Mas habemos pensado una cosa, que si tu atorgares connusco, habremos algunt vito tú e nos". Dijo el león: "¿E qué es?" Dijo: "Comamos este camello que anda entre nos delicioso sin pro, que nin es de nuestra natura nin de nuestro talle".

   E ensañóse el león et dijo: "¡Confóndate Dios, cómo eres de mal seso, e qué poca piadad has, e qué alongado eres de lealtad! Et tú non debes parar ante mí con tal dicho. ¿Non sabes tú que yo he atreguado al camello, e que le he afiado, e que non ha ninguno que faga algún limosna de alguna cosa, maguer muy grande sea, que mayor gualardón haya que dejar a vida algunt alma medrosa, et reposar la sangre que era de verter? Et yo atregüé al camello, e non faré traición nin aleve".

    Dijo el cuervo: "Verdat es, señor; mas con un alma se redime una casa, et con una casa se redime un linaje, et con un linaje se redime una cibdat, et con una cibdat se redime un rey. Et vemos que estás en grant cuita, que eres rey, e yo te daré carrera como salgas del pleito e homenaje que feciste al camello sin rebto alguno; que yo faré al camello que te ruegue que lo comas por sí, e tú saldrás por muy leal, e haberás lo que quisieres tú et nos". "Et el león calló, e el cuervo tornó para sus compañeros, e dijéronle: "¿Qué feciste?" E él díjoles lo que al león dijera, e qué respuesta le diera, e preguntóles cómo e en cuál guisa lo faría, que el león non entraría en la traición, nin la mandaría facer. Dijéronle: "Por tu artería cuidamos vevir". Dijo: "Tengo por bien que nos ayuntemos nos et el camello, e fablemos de su estado del león, e de cómo está lazrado e cuidado, por mostrar que nos dolemos dél, et que habemos cobdicia de le facer alguna pro, por tal que non nos tenga por mal et por desconocimiento; et lleguemos nos a él, et gradescamos le su bien facer, et aun que lo habemos por muy bueno, e como vevimos en su sombra, e de como ha de menester que gelo agradescamos e que le seamos leales; e que si le pudiésemos traer alguna pro que non fincaría por nos, nin gelo callaríamos; e que si gelo non pudiéremos facer, que le ofrezcamos nuestras almas, et que nos le mostremos delante, e digan cada uno de nos: coma a mí el rey, e non muera de fambre. E cada que lo dijere alguno de nos, recúdale el otro con alguna razón tal, que sea escusación por que estuerza, et en esto faremos nuestro derecho".

   "Et ficieron lo así, e el camello otorgó con ellos. Et viniéronse para el león, e ayuntáronse antél; e comenzó el cuervo a fablar, e dijo: "Señor, tú eres lazrado e enflaquecido, e has menester algunt cobro por que te mantengamos. Et nos debemos te mantener con nos mismos, e ofrecernos te por el bien e por la merced que nos feciste, ca por ti vevimos nos, e por ti esperamos que vivan los que fincaren de nos, et los que vinieren de nos. Et si tú murieres a ninguno de nos non le ha pro después de ti en vevir. Et yo ofrézcote mi cuerpo, e cómeme e non mueras de fambre". Recudieron el lobo e el abnue, e dijeron: "Calla, non te ha pro en te desamparar a muerte, e non habiendo el rey en ti fartura". Dijo el lobo: "Mas coma a mí, e fartar se ha, e abondar le ha mi carne". Dijeron el cuervo e el abnue: "Calla, astroso; ¿non oíste decir que el que se quiere matar que coma carne de lobo, e le tomará postema a la garganta, e morrá luego?" Dijo el abnue: "Mas coma a mí, e será mejor que a ti". Et dijeron el lobo e el cuervo: "¿E cómo combrá a tí? Ca tú sabes que hueles muy mal, e has el vientre lijoso".

   Et en esto cuidó el camello mezquino que cuando él dijese como dijeron los otros, que lo escusarían por que estorciese como ellos, e que sería pagado el león como se pagó dellos otros, et dijo: "En mí has fartura cuanto quieras, ca mi carne es muy buena e alba e sana, e el mi vientre es muy limpio, e non ha en mí tacha ninguna".    Et ellos todos dijeron: "Verdat dejiste, e feciste lealtad contra el león, e Dios te dé buen galardón por ello, ca fecho has lo que debías". E saltaron en él todos, e matáronlo e comiéronlo.

ir al índice

El médico ignorante que envenenó a la hija del rey

  Dijo Dimna: "Dicen que en una cibdat había un físico que era bien andante e de buen donario en su melecinamiento e morióse, e estudiaron en sus libros algunos por aprender, et vino ende un home que se enfingió que era un buen físico e non era tal. Et el rey desa tierra había una fija que amaba mucho, e hubo de adolecer, et el rey envió a llamar muchos físicos para que curasen de su fija. Et vino un físico muy sabio que era ciego, et dijéronle la dolencia de la niña e mandóles que le diesen a beber cierto jarope a que dicen remasera. Et tornáronse para el rey e dijeron gelo, et él buscó un físico que le diese a beber aquella melecina, et vino ahí aquel homne que se alababa de físico e sabio de melecinas e de confasiones et mandó traer las arcas en que estaban las melecinas del físico muerto, et trojieron gelas e pusieron las delante, e abriólas e tomó dende una dellas que falló en un saqueto en que había ponzoña mortal, et compuso dél e de las otras una melecina e dijo: "Esta es remasera". Cuando el rey vido que lo ficiera tan aína, cuidó que era sabio e agudo e mandól dar algo e buenos paños. Et él dio a beber la melecina a la dueña, e luego, como la bebió, fueron los sus entestinos despedazados e murió. Et cuando el rey la vido muerta mandó que le diesen a beber al físico de aquella melecina, e bebióla e luego fue muerto". Dijo Dimna: "Di vos este ejemplo porque non diga ninguno de vos lo que non sabe por facer placer a otros nin por otra cosa. Et todo homne haberá galardón por lo que ficiere, et yo só salvo de lo que me apusieron. Et he me entre vuestras manos, pues temed a Dios, cuanto pudieres".

ir al índice

El religioso que vertió la miel y manteca sobre su cabeza

  Dijo la muger: "Dicen que un religioso había cada día limosna de casa de un mercader rico, pan e miel e manteca e otras cosas de comer. Et comía el pan e los otros comeres, e guardaba la miel e la manteca en una jarra, e colgola a la cabecera de su cama, fasta que se finchó la jarra. Et acaesció que encaresció la miel e la manteca, et estando una vegada asentado en su cama, comenzó a fablar entre sí et dijo así: "Venderé lo que está en esta jarra por tantos maravedís, e compraré por ellos diez cabras, e empreñar se han, e parirán a cabo de cinco meses". Et fizo cuenta desta guisa, e falló que fasta cinco años montaban bien cuatrocientas cabras. Desí dijo: "Vender las he e compraré por lo que valieren cient vacas, por cada cuatro cabras una vaca, et habré simiente, e sembraré con los bueyes, et aprovechar me he de los becerros e de las fembras e de la leche, et antes de los cinco años pasados habré dellas e de la leche e de las mieses algo grande, et labraré muy nobles casas, e compraré esclavos e esclavas; et esto fecho, casarme he con una muger muy fermosa e de grant linaje e noble, e empreñar se ha de un fijo varón complido de sus miembros, e poner lo he muy buen nombre, e enseñar le he buenas costumbres, e castigar lo he de los castigos de los reyes e de los sabios, et si el castigo e el enseñamiento non rescibiere, ferir lo he con esta vara que tengo en la mano muy mal". Et alzó la mano e la vara, en diciendo esto, e dio con ella en la jarra que tenía a la cabecera de la cama, e quebróse, e derramóse, la miel e la manteca sobre su cabeza.

   Et tú, homne bueno, non quieras fablar nin asmar lo que non sabes que será".

PULSA EN CADA AUTOR PARA LEER SUS VERSIONES DE ESTE CUENTO:

INFANTE DON JUAN MANUEL

SAMANIEGO

BUERO VALLEJO

ir al índice

El cuervo y la perdiz

   Dijo el religioso: "Dicen que un cuervo vio andar una perdiz, e pagóse mucho de su andamiento, et hubo esperanza de lo aprender, e non pudo; e cuando se fue, que non pudo aprender, quiso tornar a su andar que era de primero e non pudo, que se le había olvidado.

   "Et así con gran derecho te podrá acaecer otro tal por querer aprender lo que non es para ti; que dicen que loco es el que se entremete, de facer lo que non le está bien, e mudarse de la medida a otra que non le está bien; que a las veces acaece mucho mal a los homes en mudarse de la medida alta a la baja et así se derraman sus cosas et sus estados".

 

PULSA AQUÍ PARA LEER FÁBULAS

 

ir al índice

 

IR AL ÍNDICE GENERAL