índice

Luis Barahona de Soto

¿A quién me quejaré de mi enemiga?

Principios vanos...

Contra un poeta que usaba mucho de estas voces

Genil, que ves la sombra en tu corriente...

Ve, suspiro caliente al pecho frío...


¿A quién me quejaré de mi enemiga?
¿Al tiempo? No es razón, que me ha burlado.
¿Al cielo? No es juez de mi cuidado.
Ni al fuego, pues el fuego me castiga.
¿Al viento? Ya no escucha mi fatiga,
que está en mis esperanzas ocupado.
¿A Amor? Es mi enemigo declarado
y en condenarme piensa que me obliga.
Ya, pues ninguno de mi parte siento,
Filis ingrata, a ti de ti me quejo;
juzguen tus ojos, reos y testigos.
Y el tiempo, el cielo, el fuego, Amor y el viento
lloren mi muerte, pues mi causa dejo
en manos de mis propios enemigos.

ir al índice

 

Principios Vanos

(CANTO OCTAVO de Las lágrimas de Angélica)

 

Que niña debía niños ayuntarme,

muchacha a los muchachos simplemente,

después a mozos moza y derramarme

a más de lo que honrosa ley consiente;

y cuando ya mujer vine a hallarme,

crecer mis pechos vi indiscretamente,

y aún viera más crecer si el padre mío

no diera freno a tanto desvarío.

ir al índice

CONTRA UN POETA QUE USABA MUCHO DE ESTAS VOCES

Esplendores, celajes, rigoroso,
selvaje, llama, líquido, candores,
vagueza, faz, purpúrea. Cintia, ardores,
otra vez esplendores, caloroso;

ufanía, apacible, numeroso,
luengo, osadía, afán, verdor, errores,
otra y quinientas veces esplendores;
más esplendores, crespo, glorioso;

cercos, ásperos, albos, encrespado;
esparcir, espirar, lustre, fatales,
cambiar, y de esplendor otro poquito;

luces, ebúrneo, nítido, asombrado,
orna, colora, joven, celestiales…
Esto quitado, cierto que es bonito.

 

PULSA AQUÍ PARA LEER EL CONCEPTO O CRÍTICA DE POESÍA EN DIFERENTES AUTORES

 

ir al índice

Genil, que ves la sombra en tu corriente,

que amor llenó de glorias y despojos

la lumbre digo de los claros ojos,

que sombra en tanta luz no se consiente;

en beneficio del amigo ausente

revuelve de tus riendas los manojos,

con nuevas de mis lástimas y enojos,

adonde es mi levante y tu poniente;

y al tiempo que el sereno rostro veas

de aquellos ojos verse entre tus ondas,

dirásle: "Ingrato corazón, venciste.

Venciste, no me huyas ni te escondas:

alégrate, pues sé que lo deseas;

que muerto es ya el que tanto aborreciste."

PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS DEDICADOS A RÍOS

ir al índice

Ve, suspiro caliente, al pecho frío

de aquella viva piedra por quien muero;

que libre va de culpa el mensajero,

aunque no sé en tal parte, siendo mío.

Loarte has que en extraño señorío

entraste mis querellas tú el primero,

y que ablandaste un corazón de acero,

que se templó en mis ojos, hechos río.

Seguro vas, pues el amor te guía,

y más llevando nuevas de mi muerte

adonde buscan gloria con mis daños.

Quizá entrará el amor do no solía,

y con el fin de mis pasados años

comenzarán los buenos de mi suerte.

ir al índice

 

IR AL ÍNDICE GENERAL