Los
ratones una vez se reunieron en consejo y
discutieron
cómo podrían
protegerse del gato. Y dijo uno que era más cuerdo que los otros:
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Léese de un caballero que, jugando los dados, juró por los ojos de Dios, y luego le salió el un ojo del casco y le cayó en el tablero. |
Q u i e n de otro quiere escarnecer, en escarnio ha de caer. Dicen que un rey tenía un sastre que le tajaba sus paños, e éste tenía sus discípulos que cosíen los paños según él mandaba; entre los cuales era uno que llamaban Nedio, que en el arte del coser era mejor que todos los otros. E vino un día de la fiesta, e
el rey mandó a su sastre que aparejasen ropas
preciosas para él e para sus familiares; e porque más sin embargo lo
ficiesen, mandó a un su camarero que estuviese con el sastre e sus
discípulos, e les diese todas las cosas que hobiesen menester. E un
día los servidores diéronles a comer pan caliente e miel con otros
manjares; e los que estaban allí comenzaron de comer. E dijo el _¿Por qué coméeles non estando aquí Nedio nin le esperades? Dijo su maestro: _Porque non comeríe miel aunque aquí estuviese. E comieron. Donde vino Nedio e dijo : _¿ Por qué comistes sin mí e non me guardastes mi parte ? Díjole el camarero: _Tu maestro dijo que aunque aquí estuvieses non comerías miel. E él calló e pensó como podríe facer otro tanto escarnio a su maestro. E dende a pocos días, seyendo absenté el maestro, Nedio en gran secrepto dijo al camarero: _Sennor, mi maestro ha enfermedad de frenesía , e cuando le toma pierde el seso, e con locura fiere e mata a los que están acerca del. Dijo el camarero: _Si sopiese cuándo le viene, yo le ataría e le castigaría con azotes porque non ficiese algund mal. Dijo Nedio: _Cuando le vieres que otea a una parte e a otra, e fiere en la tabla o en tierra e se levanta donde está asentado e toma con la mano cualquier cosa sobre que se asentara, sepas que estonces le viene la locura; e si non pusieres remedio, sabe que te podrá facer algún mal. Otro día Nedio ascondiole las tijeras, e non las fallando el maestro, comenzó a dar con las manos en el tablero e a parar mientes acá e allá e levantarse de su silla e remover el escaño sobre que estaba sentado. Viendo esto el camarero, llamó sus servidores e mandólo atar e azotar fuertement porque non feríese a algunos. E él daba grandes voces diciendo: _¿Qué mal fiz? ¿Por qué me atormentados? E de que lo hobieron mucho azotado soltáronlo medio muerto. E dende a gran espacio que respiró, preguntó al camarero qué delito o mal habíe fecho. E díjole: _Nedio tu discípulo me dijo que algunas veices perdías el seso, e non cesabas, salvo si te atabane te azotaban; por eso te mandé azotar. El sastre llamó a Nedio, e díjole: _Amigo, ¿cuándo me viste loco ? Dijo Nedio: _¿ Cuándo me viste non comer miel? E el camarero e todos los otros reyeron, e juzgaron que cada uno meresció la pena que padesció.
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Discretio aliquando de marte liberat. L a discreción es buena suerte, que libra al hombre de la muerte.
El aldeano demandóle por qué le mandaba prender, e díjole la razón del voto que prometiera. El rústico, discrepto e sabio, dijo: _¡Oh muy noble emperador! Si ansí lo prometiste como dices, non has de facer sacrificio de mí, mas de mi asnillo que encontraste primero. E oyendo esto Alejandre non pudo tener el riso, e luego lo soltó al rústico. |