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Antonio Martínez i Ferrer

Sentado en una alas...

La manos pequeña...

Hay días...

Mendigando...

 

Sentado en unas alas
que no aprendieron a volar,
estalló el grito
y fui citado a la calle
de los pasos ausentes.
Las orillas del tiempo
olvidaron mi nombre.
***
En la mesa
donde almorzaba
el naúfrago de las ilusiones,
depredadores
cercaban su sueño.
Detrás del patio
encontré
un pensamiento de hojas otoñales
con palabras húmedas
archivando viejas historias.
Cosas del otoño.
***
Entre los rompientes,
cantores de sal y fuego,
me arranco
sílaba a sílaba
el deseo de gritar.

 

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La mano pequeña se alza sin lápiz,

en el arroyo

nadie encuentra su huella

¡es tan pequeña!,

o acaso cruza con pasos de viento.

 No sabe de la leche,

ni en el polvo de las sobras pudo soñar.

 De los cinco dedos de sus pies,

ninguno nos podrá hablar de rozaduras,

¡viven cautivos!,

en el vientre del frío.

 ***

 Sentí, en los caminos del retorno,

las palabras perdidas

de otros amaneceres.

 Los colores, parientes del recuerdo,

se vestían de todas las emociones.

 En el dintel de las puertas

esperaban todas las manos amigas.

 Puertas,

puertas tras todas las puertas;

manos,

manos sobre todas las manos.

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Hay días
de amasar recuerdos,
de envolverlos con
sus colores viejos y
esconderlos del viento.

Otros
escarban en las vísceras
y comen sin piedad
cuanto de vivo
encuentran a su paso,
como animales
nos arrastran sin piedad
entre los pedregales
del desconcierto.

En algunos casos
repiten una y otra vez
el asesinato de
nuestra infancia, vacían
las cuencas de los ojos
y rastrean crueles
la última sonrisa que guardamos.

¡Qué pena!

 

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I

mendigando

 

un océano
con cinco dedos
sin horizontes

limosna mirada
frío soledad
tiempo ausencia

espacios del hambre
masticando frío

rutinas de la miseria

 

II

pobreza

 

el torrente compone
con sus volúmenes rotos
un nuevo artificio
de gritos

el final escaso
descompone los azules

seguir desnudo

seguir cayendo

seguir vacío

…-la palabra-

yo te deseo
insomne

escurridiza

yo te quiero
descalza

fría

yo te tomo
anárquica

prostituida

yo te sueño
sin fronteras

libre
y proscrita

insomne
despierta en el sueño
sin noche en la mirada

todos los amaneceres
todas las claridades
en tu horizonte

depredadora de parpados
altar de noctámbulos

buzón de náufragos
vigilante de crepúsculos

todas las eternidades
en tus pupilas

escurridiza
levitando
las palabras
en tus ojos

maga del descuelgue
entre vuelos de ceniza

agua desbordada
sin lugares de encuentro
humo……nada

descalza
olvidada
sobre la acera

ruina del abandono
sola

cantora de miserias
corazón del infortunio

el rigor de tus huellas

gritando piel

gritando noche

fría
con las miradas
de hielo
en todos los estanques

deteniendo el vuelo
helado
con acentos
cantores de miseria

oliendo a invierno

anárquica
a tu paso
denunciando miserias

arder en
todos los fuegos

mar sin nombre
reventando los límites

arrancando
con tu libertad

todas las esquinas
del amo

prostituida
todos los deseos
llamando a tu puerta

dintel de escarnios
con nombre de abandono

todo el universo
sobre tus pechos

tomada repudiada
a trozos escupida
y siempre sola

sin fronteras
libre

palabra en el vacío
sin arquitectura

un presentimiento
una idea

transparente y viva
eco interminable

sin conocer
forma
ni palpar colores

estar y no estar
siempre de paso
sin patrón ni techo

y proscrita
en la clandestinidad
de todo lo
políticamente correcto

armada hasta los dientes
de palabras-metralla

brusca violenta
aplastando con tu voz
los cuatro poderes.

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