Amparo
Amorós

 

 

 

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Soneto burlesco a un doncel...

Letanías previas a un autor novato...

Soneto burlesco a un Apolo...

Homenaje a Ibsen

 

 

SONETO BURLESCO A UN DONCEL

QUE SE DECLARA VICTIMA DE SUS

ENCANTOS

Dices que te persiguen las mujeres

¿no será tú el que corres ante ellas

protestando de cómo, aunque no quieres,

ni tu lecho respetan ya las bellas?

Delirantes asedios fantaseas

que relatas a todo el que te escucha

¿por qué para aclarar esa ideas

febriles no te alivias en la ducha?

¡Tantas me acosan que no doy abasto!

repites, y yo atónita me quedo.

No extrañes de esta burla ser el pasto

en el humor rimado de Quevedo

porque mostrase seductor y casto

más bien parece ser quiero y no puedo.

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LETANIAS PREVIAS A UN

AUTOR NOVATO

No llegará a escritor mientras no tenga

por eficaz agente literario

quien haga de su obra el ideario

que al editor de mas media convenga.

No redacte una línea sin la renga

dictada por su fideicomisario

para así complacer al empresario

sin que ningún desvío lo entretenga.

Láncese hacia la fama de cabeza

escribiendo deprisa, corto y claro

como para lectores subnormales

que son legión y pagan sin pereza

con tal de divertir su coco ignaro.

Ponga de sexy y light partes iguales

no critique, no irrite y aún con I.V.A.

venderá pronto y bien cuanto usted escriba.

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SONETO BURLESCO A UN APOLO

PARA NECIAS ACALORADAS

Érase un hombre a un pito atornillado,

érase un mascarón superlativo,

érase el propio Falo redivivo

érase un torreón desenvainado,

érase un priaprismo tan osado

que perdiera de vista hasta el ombligo,

un ciprés surtidor intempestivo,

espolón pertinaz siempre engallado.

No le pidáis ingenio ni prudencia

porque exigirle fuera desvarío

a un Tarzán bien dotado, inteligencia,

o a un King-Kong miramientos y albedrío

que para consolar una impaciencia

hasta un orangután cubre el avío.

 

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HOMENAJE A IBSEN

Pero tú, Nora, sal, abre esa puerta

aunque te tiemble el pulso, ábrete paso,

crece, madura, ser mujer acaso

sea afirmarse en una herida abierta.

Deja atrás esa trampa que, encubierta,

te encarcelaba en su horizonte escaso

sometiendo tus sueños al fracaso

de una prisión dorada, pero cierta.

No vuelvas la cabeza si no quieres

que en sal se esculpa, yerma, tu estatura.

Esa fuerza naciente que ahora eres

no ha de rendir el árbol de su altura.

Tienes la tierra ante tus pies: ¡Avanza!

He puesto en tu coraje mi esperanza.

 

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