Speculum
al joder

 

Traducción:
Teresa Vicens

 

 

 

A

 

unque dijo Albafumet que los libros que hablan de joder son muy abundantes, pero yo nunca hallo ninguno que me satisfaga, sino que los encuentro desviados y dispersos, de manera que hacían más daño que provecho. Por esto quiero hablar sobre este tema bien y cumplidamente, para que pueda entenderlo todo aquel que le interese, y que, además, también puedan aprovecharse los físicos, cirujanos y muchas otras gentes. Procuraré que no contenga largas disertaciones, sino que puedan aprovecharse por sus remedios y en beneficio de una obra mejor. Lo he dividido en capítulos, a fin de que sea fácil de encontrar aquello que se busque.

El primer capítulo trata de los daños que se ocasionan por joder mucho.

El segundo capítulo trata de los remedios para los daños causados por joder mucho.

El tercer capítulo trata del cuándo y cómo los hombres deben joder y protegerse del daño que por ello pueda  resultar.

El capítulo cuarto trata de las razones y los síntomas que se presentan a los hombres, por los cuales deben dejar total o parcialmente de joder.

El capítulo quinto trata de las curas que son necesarias para estos males.

El capítulo sexto trata de cómo producir esperma, de aumentarla, de espesarla y de diluirla, según el provecho y la fuerza que da al joder.

El capítulo séptimo trata de las viandas y medicinas simples que aumentan el semen, e intensifican o aminoran el joder.

El capítulo octavo trata de las medicinas compuestas que benefician y engendran la esperma, y de las medicinas y lavativas que incitan al joder.

El capítulo noveno trata de los ungüentos que enderezan y dan fuerza al miembro.

El capítulo décimo trata de las viandas que ayudan a joder.

El capítulo undécimo trata de las viandas que ayudan a joder y de los sistemas para desearlo o aborrecerlo.

El capítulo duodécimo trata de las medicinas que dan placer, excitan, aumentan el deseo y perfuman.

C

 

omo sea que algunos hombres sienten el deseo con gran fuerza, incitándoles a joder, por esta razón les sobrevienen algunas de las grandes enfermedades y más en aquellos que se guían y se cuidan mal antes y después de joder, suponiendo que en algún momento se guarden. Hablaré ahora, en el comienzo de este libro, de los peligros que por esta causa pueden ocurrir y ocurren, para que no practique aquél que debe guardarse, a fin de que no le sobrevenga daño, y no deje de usar aquél que pueda hacerla.

En primer lugar, quiero empezar por hablar del régimen que debe seguirse antes y después, y del tiempo y las formas en que debe practicarse el joder.

Digo que usar mucho del joder mata el calor natural, enciende el calor accidental y enflaquece todos los miembros y obras naturales.

Se suceden los accidentes no naturales, falla por ello la fuerza, se entristece la persona, se hacen pesados sus movimientos, se enflaquece el estómago y el hígado, no se digiere bien, se corrompe la sangre, se suda, se dilatan los miembros principales y el cuerpo envejece antes de tiempo. Adelgaza y empequeñece la cara, disminuye la sangre y la vista de los ojos, el calor y la belleza; hace caer el cabello hasta que uno se queda calvo, seca el tuétano, lisia los nervios y los miembros, engendra temblores, enflaquece todos los movimientos voluntarios, lisia el pecho y los pulmones, seca los riñones, y a aquél que tenga ventosidad se la aumentará.

Ha de preocuparse el que tiene ventosidad y los humores crudos; y a aquél que padece dolor en las junturas se lo aumentará, especialmente si se encuentra lleno de vientre. Los que corren más peligro son los que tienen la complexión seca y los cuerpos delgados, pues éstos pueden llegar a tísicos, especialmente los que tienen las venas estrechas _ya que algunos son de poca carne y tienen las venas anchas y con mucha sangre, de manera que a éstos no les perjudica tanto el joder y lo pueden resistir mejor_. Y cuanto más gruesos y húmedos son los cuerpos, menos peligro hay de la tisis y su sequedad, sino que están más expuestos al dolor de nervios porque sus humores son fríos.

En cuanto a los que tienen las carnes calientes y las venas anchas y lentas, soportan mejor el joder a menudo y se perjudican menos. A muchos de éstos les perjudica tardar demasiado tiempo al joder, puesto que por ello les vienen malos accidentes, opilaciones, pesadez de cabeza, pierden el hambre, a veces tienen cascamiento y se les apostema la verga o los cojones. En cuanto a los viejos, de cuerpos delgados, guárdense de joder igual que de su enemigo mortal, pues los hace caer y los mata. Y así mismo, aquellos que están mal de los nervios, deben guardarse de ello tanto como puedan.

Antes de que aumente el daño es necesario que no le disminuya la sangre, no trabaje, ni joda, y se preocupe de calentarse el cuerpo, de humedecerlo con ropas y buenos manjares, ya que el joder exprime la sangre del hombre, le deseca y le debilita. Por eso es necesario que coma, beba y duerma más, que haga poco movimiento y use los ungüentos, según vea que le aumentan los accidentes, de acuerdo con la manera de cada complexión, tal como se dirá más adelante en este libro.

Aquellos que tienen las complexiones frías y secas, cuando jodan muy a menudo, es necesario que coman viandas calientes y húmedas, e igual el vino. Cuanto más fría es la complexión del cuerpo, más calientes deben tomarse las comidas. E igualmente deseca los cuerpos fríos y secos, cuando joden, de manera que deben procurarse comidas a base de pan de trigo, carne de cordero y vino rojo dulce; sus especias serán jengibre, canela y pimienta larga; no debe comer cosas agrias, ni saladas, ni ásperas; tome el baño templado y trabaje poco y ligero, solamente para que haga la digestión en el estómago. Modere el dormir en su cama y en su ropa, y úntese de zanahorias, acitrón y lentisco. Use las medicinas que multiplican la esperma, especialmente las que están hechas de granos de simientes; coma manjares mezclados con miel o azúcar, o sándalo, mejorana y sus semblantes. Si deseara algunas comidas más ligeras, como carne de pájaros o de cabrito, debe adobarlas con condimentos húmedos. Y si acaso deseara cosas demasiado frías, como pescado u hortalizas, condiméntelas con especias y con las cosas que se acostumbra a comer.

Cuando le falle la fuerza, de tal manera que no pueda joder, socórrele con comidas fáciles de digerir, como carne de pájaros adobada con vino oliente, o con vino de pasas, con miel vieja y otras buenas olores; úntale con ungüentos aromáticos y agua fría y use cosas que refuercen la naturaleza. Haga pues esto cuando sienta desfallecimiento. Suele ocurrir a aquellos que recientemente han salido de una enfermedad, a los tísicos y a aquéllos que encuentran mucho placer al joder, así como a los enamorados y a aquellos que se privan de él. A éstos, es muy bueno lavarlos con agua fría, si el tiempo y la complexión lo soportan. Además, a aquellos que desfallecen después de joder, hay que cuidarles y dejarles dormir poco; que coman manjares en poca cantidad pero de mucho alimento, como yemas de huevo pasados por agua, pan fresco de trigo, el jugo que desprende la carne asada y poco vino.

Después deben dormir mucho, pues así les vuelve la fuerza y se encuentran en buen estado. También ocurre esto a los viejos y a los que joden después de haberse cansado o de haber trabajado mucho. En cuanto a los que sientan el calor natural, debéis saber que éste se apaga fácilmente y se enfría con cosas frías, salvo si acuden al cuerpo humores repletos de ardor; así lo conoceréis: el ardor que viene por los humores va acompañado de temblores y el otro no. Cuando veáis que después de joder viene tristeza, castañeo de dientes, punzadas, así como temblores en el cuerpo, purgadles el calor y volverán a buen estado. Los de cuerpos fuertes y húmedos deben comer manjares calientes y adobados con especias, tomar electuarios calientes en los que haya jengibre, canela y otras cosas parecidas, y vino fuerte sin agua, ya que éstos necesitan las cosas calientes, que soportarán mejor cuanto más fría sea su complexión; guardadlos de los manjares fríos.  A aquellos que tienen la complexión fría y seca, humedecedlos y procurad que no les encienda la calentura. Esto lo conseguiréis con manjares húmedos, como hortalizas, frutas, pescado fresco, huevos, tuétano, leche fresca, y lávese con agua muy fría. Deben usar los ungüentos que untan, dejar del todo de trabajar, de moverse y de velar; beban vino blanco viejo y bien aguado. Tomen electuario s calientes y húmedos, tal como los nombraré más adelante, como pescado, huevos pasados por agua, carne de cabrito, pan de trigo y almendras con azúcar; y coman muchas uvas, cuando sea el tiempo, pues humedecen mucho el cuerpo y lo llenan de ventosidad, lo cual ayuda mucho a enderezar el miembro y a joder. Tal como hemos dicho, estas complexiones son tres y cuando veas que una no se encuentra en su estado normal, la igualarás con las medicinas y los electuario s que se han dicho.

Sepas que a aquellos de la complexión cálida y húmeda poco daño les hace el joder, sino que les perjudica el dejar de hacerlo, pues si no lo practican les viene tristeza, no digieren las comidas, pierden el hambre, les duele el vientre, se les ahueca la cabeza y se les produce absceso en los lugares de la esperma. Cuando a los de esta complexión les sucede alguna de estas cosas, deben seguir usando igualmente el joder, pues en éstos que encuentran mucho gusto en el joder, cuando no lo practican les ocurren las siguientes cosas: les sobreviene una gran flaqueza, pierden la fuerza y el sueño, les tiembla el corazón y viénenles otros malos accidentes. Y si lo dejan también les hace daño: de noche, soñando, eyaculan mucho. Éstos son los que tienen dañada la complexión de sus miembros: del corazón, del hígado y del cerebro; y necesitan curarse con las cosas que secan la esperma y la disminuyen, tal como diremos más adelante. Aquéllos que hallan mucho gusto en el joder que deben tomar mucha comida, vino, reposo, baños y buenos olores, como almizcle y sus semblantes, que es muy bueno para el corazón y el hígado. Si a éstos les sobreviene algún daño por joder, es por la complexión de sus miembros, que aunque sea débil, es caliente. Les socorres pues, con las viandas y medicinas más templadas, como trifera mayor y la medicina que se hace con la lengua del buey y compuesta con cilantro seco, achicoria dulce, incienso, «absticon» y cáscaras de alfóncigo; y usen emplastros de sándalos, de rosas, de membrillos, de manzanas y de mirto, con vino y con sus parecidos.

Los de igual complexión cuídense con cosas parecidas por lo que respecta a la comida, bebida y electuarios; de modo que si veis que se desvía la complexión, así la equilibraréis.

P

rocurad que las cosas no sean muy calientes, para que no aumente la temperatura de la complexión, pues estascosas están dispuestas para dar calor. A continuación quiero nombrar los auxilios para algunos males que a veces suceden.

A algunos hombres les viene un gran ardor después de joder: conviene darles media dracma

de gálbano, con media onza de jugo de mejorana, durante algunos días, según cómo le vengan los males. Si con esto no cura, dales coloquíntida y centaura menor, simiente de ortigas y todas aquellas cosas que calman los nervios antes de joder. Además, a algunos se les enflaquece el cerebro: úntaselo con almizcle, ámbar y con todas las cosas perfumadas, como aceite de balsamita, aceite de nardos, o sus semblantes. Por otra parte, a otros, después de joder, les duele la cabeza y pierden la vista; esto ocurre a los que beben vinos fuertes: prohibidles que beban fuerte y apretadles la cabeza con vinagre, agua de rosas, todo bien mezclado y batido; dadles cosas agrias, como agraz, limones, vinagre con las comidas, y con mucho cilantro, pues priva de que suban los humos a la cabeza; y hacedles oler cánfora y untadles con aceite de rosas. Hay algunos a quienes se les debilita la vista por joder demasiado: dadles viandas húmedas, untadles con aceite de rosas y de violetas; deben lavarse con agua tibia y clara, permanecer en el interior con los ojos abiertos, dormir bien, beber vino aguado y no bañarse. Hay otros que después de joder se encuentran cansados: hacedles dormir en una buena cama, bien dispuesta; deben dormir poco; después comer en poca cantidad, pero viandas de mucho alimento, como un poco de pollo y vino blanco; y luego duerma mucho. Si después ya no siente cansancio, que entre en el baño, y luego coma y beba vino. Después de joder el baño perjudica a los que se enfrían con él, pero hará bien a los que se calientan en agua tibia.

Conviene que se joda cuando el cuerpo está equilibrado y reposado y que se haya hecho la digestión. Se hará después de dormir, es decir, cuando se habrá dormido un poco, excepto para los que tienen la naturaleza fuerte, que no necesitan el dormir; para el que jode mucho, le es bueno dormir después de tanto hacerlo.

Vaya con cuidado el de complexión caliente, especialmente en verano y otoño; absténgase completamente en el tiempo en que el aire está cargado y cuando hay enfermedades pestilentes.

No lo hagan después de haber andado, ni de tener el vientre revuelto, ni después de perder sangre del cuerpo, ni después de ningún trabajo, como sudor o sus parecidos. Tampoco lo hagan con el vientre lleno, ni de comida ni de vino, pues entonces se mueven los humores, por los que vienen los dolores en las junturas y otras cosas semejantes; no lo hagan después de haber salido del baño, porque se llena la cabeza de malos vapores, ni tampoco teniendo hambre o mucha sed, ni después de haberse enojado, ni después de velar mucho, ni después de haber pensado mucho sobre alguna cosa, puesto que si lo hace después de alguno de estos casos le fallan las fuerzas; ni tampoco después de una gran alegría, pues al disolverse el calor natural le sobreviene amortiguamiento.

En suma, debe hacerse cuando el cuerpo no tiene ningún mal; y si por casualidad le conviene hacerlo cuando el cuerpo está caliente, que es mejor que cuando está frío, procure que el calor no sea demasiado fuerte, y mejor en pleno día que de noche; guárdese de joder en el baño, ni después beba vino puro, excepto si tiene mucha sed; ni beba después de joder agua muy fría, puesto que debilita el hígado y produce hidropesía. Según las complexiones estos males varían mucho, pues joder después del trabajo o de sentir hambre o sed, es muy dañoso para los de la complexión seca, más que para los que la tienen húmeda. Si quiere practicarlo, para conservar la salud, debe hacerlo cuando tenga gran deseo y sienta pesadez en el cuerpo y en los cojones. Y cuando se hace así, los hombres encuentran placer y salud.

Aquél que quiera hacerlo por placer, que lo haga cuando después no sienta flaqueza ni tristeza; a saber, cuando la esperma está de la siguiente manera: cuando hay en cantidad, la naturaleza la quiere esparcir con superfluidad y como que la esperma sale abundante, aligera el cuerpo y produce un gran placer y no debilita.

En cambio, cuando sale con dificultad, forzada y poco a poco, cansa mucho al cuerpo y no puede soportar el joder.

Algunos dijeron que en ningún tiempo era bueno joder. Los que tal dijeron, dijeron gran mentira, si no, que vean lo que dijeron los sabios Hipócrates y Galeno: Galeno dijo en la sexta práctica de su libro de los miembros compuestos, que los hombres jóvenes que tienen mucha esperma, si tardan mucho en joder les pesa la cabeza, se calientan y pierden el hambre, y, por consiguiente, mueren. Yo mismo he visto hombres que, teniendo mucha esperma, por santidad se privaban de joder, y se les enfrió el cuerpo, perdieron los movimientos y, tristemente, también la razón, volviéronse locos y perdieron el hambre. También vi a un hombre que dejó de joder: antes,

cuando lo hacía, comía bien y estaba sano; pero después que lo dejó no podía comer y si comía era muy poco, no podía digerir, sentía náuseas, y tenía indicios de locura; luego volvió a joder y se curó, le desaparecieron todos los males. Dijo Galeno que el que está habituado a joder y lo deja, que se le forma apostema en el miembro, con gran dolor que le puede provocar espasmo. En otro libro dijo que joder cuando se está fuerte es beneficioso para los humores, pues expulsa la humedad demasiado caliente, que se engendra en el cuerpo por fiebre y otros males. Por otra parte vemos que cuando la esperma es muy abundante en el cuerpo y no se expulsa, se espesa y se calienta y por ello se produce ardor de corazón, estrechez de pecho, malos pensamientos, tristeza y vacío mental. También ocurre que tapan los conductos de la mujer con mucha esperma, cuando les tarda mucho el orgasmo, las cuales caen muertas, sin entendimiento.

Para esta enfermedad no hay otro remedio que joder. Además dijo Galeno en el libro del Arte Práctica, que joder beneficia mucho a los hombres jóvenes, pues aligera la pesadez, seca el cuerpo, esclarece el entendimiento, quita pensamientos y calma las iras.

Por ello es muy bueno para los melancólicos y los locos, y es buena medicina para las enfermedades de la flema; a muchos hombres flemáticos les favorece: comen mucho y digieren bien. Además, dijo Galeno en otra parte, que esclarece el pensamiento, calma el consejo, y suaviza el amor del enamorado, aunque no lo haga con su enamorada. El cuerpo no queda satisfecho si no expele el semen tal como necesita, ya que la naturaleza no hizo nada en balde, pues puso cada cosa en su lugar y en su cuerpo, para provecho de aquéllos que quieren conservar la salud: practicar el joder temperadamente, cuando no tenga demasiado afán, pues el que lo hiciera en este caso, puede enfermar.

Cuando está muy sano debe practicarlo como si lo hiciera para disminuir la esperma, para conmover el pensamiento y para enfriar los humos calientes. Ciertamente aprovecha a los hombres que tienen mucha sangre y mucha esperma y que tienen la naturaleza fuerte, más que a los demás.

Y

a que hasta aquí hemos hablado de aquello que tenéis necesidad, en adelante trataremos de las cosas que excitan el joder; lo veréis por sus síntomas y sabréis cómo se curan. Se deja de joder por: no poder enderezar el miembro, por su flaqueza, porque hay poca cantidad de esperma, o es fría y congelada, y por flaqueza de la voluntad. La debilidad del placer en el joder puede ser espiritual o natural: la debilidad por motivo espiritual es, por ejemplo, cuando el hombre tiene vergüenza o temor y no puede hacerla; y es natural cuando hay poca esperma o es fría. Algunos  aumentan la esperma poniendo mucha voluntad, igual que cuando crece es con la voluntad que se puede dejar de levantar el miembro. Son muchos los que caen en este error, porque, como ven que el hombre puede joder muchas veces y con la persona que más ama y desea, desperdician mucha esperma.

Pero no es así como se cuidan, ya que no se trata de que el cuerpo se calienta con la mirada de la enamorada; lo que consiguen es clarificar la esperma, de modo que sale más ligera y más veces, pero en los vasos y lugares del semen no queda nada, pues si aumentara con el placer del joder, cuanto más lo hicieran más esperma tendrían y ya vemos que es al revés. Y ahora volvamos donde estábamos.

Cuando veas que disminuye el joder vigila tu voluntad y averigua si es por razón espiritual. Esto puedes saberlo por dos cosas: una, comparando con otro los síntomas físicos; si advertís que no son de los que disminuyen la esperma naturalmente, y además, el régimen no es tal para que cause esta disminución, ni hiele la esperma, sabed que en estos casos es por razón espiritual. Tened en cuenta que cuando os libréis del motivo espiritual por el cual disminuye el joder, el cuerpo volverá a su estado. Por otra parte, si el motivo de la disminución es natural, ved si es por falta de voluntad, por disminución de la esperma o por flaqueza del miembro. Queda manifiesta, pues, la disminución de la voluntad y la flaccidez del miembro. Pero referente a la escasez de la esperma y a su enfriamiento ten en cuenta si es por causa de poca voluntad, o de poca gota: sepas que la esperma será escasa. Si la disminución es porque hay poca esperma, mira si es de forma natural o de razón; quita esta razón y volverá a su estado. Y si es de forma natural cúralo con las medicinas, viandas y regímenes que hacen crecer y engendrar esperma, según diremos más adelante. Si por casualidad, la disminución es por congelación y frío de la esperma, cúralo con aquellas cosas que calientan y clarifican la esperma. Y si la disminución es por flaccidez, por no conseguir alzar el pene, mira si el miembro ha perdido el sentido. Si empequeñece, sepas que está enfermo de flaqueza de los miembros y son muy pocos los que sanan de esto. Si la flaccidez es por fallos del corazón, éstos mueren y nunca más pueden levantar el pene; a éstos la gente les llama afeminados, pues tienen poca voz y de timbre femenino, y carecen de barba. Si veis que el miembro y el cuerpo están naturalmente sanos, pero la erección del miembro no se ha perdido del todo, ya que a veces se levanta, aunque sea débilmente, sabed que el humo que sale con la erección son pérdidas, pues según como sean los humos o vapores, así será ésta. Y si la disminución de esperma es por haberla gastado jodiendo mucho, tiene este tipo de erección que engendra humos, el que está muy harto de viandas y de vino. Al que esté enflaquecido por la escasez de humos, porque el calor natural entra en el cuerpo, a éste, humedécelo cuando tenga el estómago vacío y libre de comida y cuando tome las medicinas calientes.

El que tiene disminución del joder por escasez de humedad, recupera la fuerza cuando está harto de viandas y de vino. La temperatura natural ha de ser fuerte, ya que la temperatura y la humedad han de ser en esto del joder más o menos iguales, pues no se puede realizar si no están estas tres cosas niveladas: la temperatura, la humedad y la ventosidad. Si en el momento de joder sale mucha esperma sin que se esfuerce el miembro, es debido a la flaqueza de los vasos de la esperma. Curadlo con lo que diremos más adelante. Si la disminución es natural, ved si se han enflaquecido las virtudes del cuerpo con la debilidad de esta virtud, como por ejemplo, la virtud de comer y beber; entonces sepas que el estómago y el hígado están enfermos. Si el calor natural disminuye en todo el cuerpo, sepas que es debido a la flaqueza del corazón. Si los sentimientos están turbados y los movimientos anteriores enflaquecidos, sepas que el cerebro está enfermo.

Entonces hay división entre la enfermedad del hígado, la del cerebro y la del estómago; os diré: vigilad si notáis tristeza con el movimiento de comer y beber, estrechez de corazón con voluntad a las cosas malas, como salado, cosas agrias, tierra, carbón y sus parecidos, y tendrá asco' de comer buena vianda y no la digerirá en el estómago y sentirá gran ardor; sepas que esto es debido a una gran flaqueza del estómago; hazle la cura necesaria. Y si no tiene ninguna de las cosas dichas y tiene apostema en la verga y en los cojones, la esperma es amarillenta, siente pesadez debajo de las costillas después de haber comido y tiene mala sangre en el cuerpo, sepas que el hígado está enfermo. Entonces, cuando te hayas fijado en todas estas cosas y hayas descubierto a causa de cuál se produce la disminución y la flaccidez del miembro, soluciónalo y cúralo con medicinas, purgas, lavativas y emplastros, según lo que compete a cada miembro. Si la flaccidez y la flaqueza del miembro es por disminución de la ventosidad, soluciónala y cúrala.

Si la disminución es por falta de humedad, cúrala con cosas húmedas. Si es por falta de temperatura, cúrala con cosas calientes. Si es por falta de ventosidad, usad lo contrario de los dos casos. Si la flaqueza del miembro es por disminución de la esperma, usad las cosas que la curan, tal como hemos dicho. Si la disminución del joder es por flaqueza del hígado, reforzadlo con las que le son buenas. Si el motivo de la flaqueza del hígado es el frío, dadle almizcle y emplastros calientes y bien perfumados, como por ejemplo de espinela, de raíz de juncia, almizcleña, almizcle, áloe, ajenjo y sus parecidos. Si la flaqueza del hígado es por calentura, usad cosas frías, como escarola, endivia, joyo, canela y parecidos, y sus emplastras de sándalo, rosa, mirto, manzana, membrillo y semblantes. Igual harás con los demás miembros del cuerpo: cúralos con las medicinas que se anotan en los libros de física, porque si aquí lo dijéramos todo nos saldríamos de la intención de nuestro libro, de manera que todo esto sólo lo hemos dado a modo de ejemplo. Y si la disminución es por enfermedad del cerebro y del corazón, curadla con viandas, medicinas, purgas, ungüentos, perfumes y emplastros de todo lo que es adecuado para cada enfermedad.

Además digo, que el aumento del semen y su temperatura tiene su origen en la fuerza del joder, pues cuando aumenta la esperma se llenan los vasos y se calienta y entonces mueve la voluntad, esfuerza el miembro y el deseo de joder, porque cuando los vasos están llenos de esperma desean expulsarla, igual que hacen los otros humores cuando aumentan, pues con su aumento y su calor se mueve la voluntad y se esfuerza el miembro, excepto si hay alguna

enfermedad. Ahora hablaré de las cosas referentes a esto.

L

as viandas que fabrican y aumentan la esperma son la base del régimen, puesto que sí en sus componentes hay los elementos necesarios junto con las medicinas adecuadas para aumentar la esperma, es razón suficiente para tomarlas. Para engendrar esperma son necesarias las cosas calientes y húmedas en la misma cantidad, pues esta humedad se engendra de la ventosidad, la cual cumple su función. El que quiera aumentar la esperma, que coma viandas que tengan estas tres cosas: humedad, calentura y ventosidad. La vianda que reúne estas tres cualidades es muy buena, de manera que debes tomarla; si no tiene las tres que tenga dos y come además otra que tenga lo que falta.

Se encuentran las tres reunidas, por ejemplo en los garbanzos, nabos y zanahorias. Dos se hallan en las habas, que tienen mucha humedad y la ventosidad necesaria, y alimentan mucho, sólo que les falta la calentura que mueva la ventosidad y la humedad; será mejor si mezclas con ellas cosas calientes y adecuadas para expulsar la ventosidad, como jengibre, pimienta larga, satirión, simiente de zanahorias y sus parecidos, y orégano. Si con estas cosas aderezas las carnes grasas y tiernas, y el pan de trigo no es fermentado, tendrás las tres cualidades.

Has de saber que, a veces, todas estas cosas se hallan reunidas en el que tiene una buena complexión y una naturaleza fuerte, que tenga grandes humores; pero los que tienen el cuerpo caliente y húmedo necesitan ingerir cosas grasas para engordar la materia, a fin de tener ventosidad, pues esto es necesario para aumentar la esperma. Son las cosas calientes las que aligeran los humores y las complexiones frías, y si tienen gases mejor, como por ejemplo, zanahorias, simiente de ortigas, cebollas cocidas, oruga y todas las unturas calientes.

Estas cosas no las pueden tomar los que tienen el hígado caliente, pues se les mueve la esperma por ser demasiado ligera. Si tomaran las cosas calientes para mover la esperma, calientan el hígado y entonces éste se les pone enfermo.

Así a .éstos les bastan sólo los ungüentos que untan las salidas de los nervios, de donde surge la esperma.

Estas medicinas y viandas son muy provechosas, pero también debéis conocer sus opuestas: las que disminuyen y congelan la esperma, para que nadie las use. Las medicinas son: la simiente de ortigas, el anís, el jengibre, los satiriones, el azafrán, la balsamita, el mastuergo, la zamarrilla, la almizcleña, la pimienta larga, la grasa de león, los cojones de asno salvaje, la verga de novillo, la leche de vaca _pero no debe usarse el hierro caliente_, la pimienta, la simiente del algodón, el castor, la simiente de alholba y la alcaravea. Las viandas son éstas: cebolla, oruga, garbanzos cocidos, puerros, hortalizas, avellanas, nueces, alfóncigos, piñones, leche fresca mezclada con ferrogreco, pan de trigo, carne de cordero, palominos, ánades, calabazas, huevos de gorrión y de mirlo solitario, perdices, cidras, cojones de pollo, hígados de gallina gorda, uvas, pepinos, badeas e higos.

Lo que disminuye la esperma y la congela es cualquier cosa caliente, seca, sutil, como ruda, «bigana» y sus semblantes; y lo que congela son cosas muy frías, como la flor del sauce, rosas, beleño y cánfora; y todo lo que seca mucho, como los algarrobos, las lentejas, el orégano, el palmito y todas las cosas agrias, la agrura de la cidra, las verdolagas, acelgas y todas las cosas parecidas.

Medicina muy probada que aumenta el semen, da fuerza y endereza la verga mucho y fuertemente: toma dos litros de leche fresca de vaca, añádele una onza y media de canela bien molida, y déjalo reposar. Bébelo en ayunas y durante el día en vez de agua, hasta que se acabe.

Sea tu comida cordero tierno, y bebe un buen vino para acompañarla. Harás esto durante siete días y durante este tiempo no debes ir con mujeres, pues es motivo para engendrar mucha esperma e incitar a desear el joder. Esta medicina es muy provechosa para los de complexión fría y seca. Si acaso sintieras agudeza y calor no lo tomes los sietes días, ya que es medicina muy buena para esta cosa.

Medicina que aumenta mucho el joder: toma simiente de espárragos, de satiriones y de jengibre, cinco onzas de cada cosa; y tres onzas de simiente de albahaca; simientes de nabos, de rábanos, de oruga, de ortigas, dos onzas de cada; tres onzas de castor y dos onzas de dragante. Mézclalo todo, pástalo y tómate cinco onzas en ayunas. Y también medicina muy probada para esto: dos pesas de jugo de cebolla y un peso de peonía; ponlo a hervir y luego tómate una onza.

Otra medicina muy buena: toma garbanzos blancos, grandes, y ponlos en remojo; coge oruga y deja secar los garbanzos. Muélelo todo con otro tanto de alfeñique y draganto y antes de comer y por la noche tómate como una nuez en cantidad, y luego, bebe un buen vino.

Otra medicina muy buena: coge satiriones, canela, jengibre, castor y simiente de oruga, una onza de cada cosa; muélelo y pástalo con miel y' guárdalo. Es una medicina muy buena para los que tienen la complexión fría.

Aún podemos hablar de otra medicina muy buena y maravillosamente probada: toma abrojos secos y machácalos; coge luego jugo de abrojos verdes y con él empasta los otros con collejas pulverizadas. Guarda un vaso de esto con una cuarta parte de saxífraga, otro tanto de jengibre y un peso y medio de azúcar blanco.

De todo esto debes tomar cuatro onzas con agua tibia: mueve fuertemente la voluntad para dicho acto. Y también es muy bueno para eso el electuario de abrojos y la leche de vaca con un poco de jengibre.

Lavativa para aumentar el semen, calentar los riñones y mover la voluntad: toma una cabeza de cordero gordo, los cojones, un riñón, una almorzada de garbanzos y otro tanto de trigo, un puñado de oruga y otro tanto de simiente de nabos y de espárragos. Ponlo todo en una olla bien tapada y llena de agua, luego mételo en el horno y que hierva toda la noche. Luego coge una onza de esto y una onza y media de aceite de nueces y aplícate una lavativa; luego, ponte a dormir. Tu comida debe ser carne de cordero, pan de trigo y buen vino. Ponte esta lavativa durante nueve noches, y tres días al mes.

Otra lavativa muy buena para estas necesidades: coge una libra de aceite de nueces, añádele una libra de abrojos, tres libras de leche fresca, una onza de jengibre y otra de alfeñique; déjalo que cueza hasta que hierva. Luego, cuélalo y coge dos onzas, junto con media onza de aceite común, otra de aceite de bayas de laurel. Aplícate esta lavativa durante diez noches y durante este tiempo no jodas: verás maravillas.

De la misma manera, toma hiel de buey y miel espumada; mézclalo y úntate con ello la verga, frotando bien. Es muy bueno. Hay también otro ungüento muy bueno para este hecho: toma sebo de buey, ahúmalo, mézclalo con saxífraga y albarraz molido y úntate bien la verga con ello. Si la untas con grasa de león también es muy provechoso y esfuerza mucho el miembro.

Si tomas copos de algodón, los impregnas de aceite de canela y te untas por debajo de los riñones, las plantas de los pies, los cojones y la verga, verás que acucia la voluntad y esfuerza el miembro.

Sobre lo mismo: toma «anacron», machácalo y mézclalo con miel espumada; con esto úntate la verga: la esfuerza en gran manera.

También es provechoso: aceite de nardos, euforbi amarillo, aceite de lirio y aceite de bálsamo. Hace su efecto cuando el miembro está muy débil a causa del frío.

Otra medicina para untar, muy buena para esta causa: coge una onza y media de euforbi fresco, otra media de saxífraga y un cuarto de onza de almizcle; ponlo todo junto en una onza de aceite muy fino y guárdalo. Cuando lo necesites úntate la verga, el pubis y toda esta parte del cuerpo. Esto aprovecha mucho: mueve la voluntad y esfuerza la verga. Si untas el miembro con grasa de león y simiente de ortigas también hace gran efecto.

Otra medicina: coge la cola del ciervo, quémala, pasta las cenizas con vino añejo y úntate la verga. Va muy bien.

Aún más: toma mostaza, mójala con aceite y úntate la verga: hace gran efecto.

También toma «anacron» y castor machacado, empástalo con miel y úntate la raíz de la verga y las plantas de los pies. Cuando la verga está fláccida por enfermedad _como si fuera parálisis_ úntatela y frótala con ungüento de balsamita. Toma castor y saxífraga, muélelo con aceite de comino y úntate: si la flaccidez es por humedad de los nervios es aconsejable continuar haciéndolo.

Aquél que quiera joder mucho esforzando el miembro, que lo haga poco a poco. Si lo hace así, el cuerpo lo soportará y se esforzará más.

También, cuando comas pescado asado, caliente y con cebolla aumentará el joder, pero procura no comerlo frío. Del mismo modo, coge espárragos cocidos, asados con mantequilla y mézclale yemas de huevo: es muy bueno.

Comida muy maravillosa: coge dos trozos de carne de cordero tierno, un trozo de cebolla y añádele gordolobo y especias principalmente canela. Come mucho de esto, pues es cosa maravillosa.

También los «granyons» aumentan el joder: coge el trigo, ponlo en remojo, machácalo y ponlo a cocer con leche de vaca; añádele grasa de pato, mézclalo y cómetelo.

Otro manjar maravilloso: toma yemas de huevos, cómetelas pasadas por agua con sal de tártaro, que son borrajas. Igualmente coge huevos de pescado, mézclalos con yemas de huevos y cómetelos.

Otra medicina que aumenta el joder: coge pollos engordados con habas, garbanzos remojados y machácalo; luego deben cocer con los garbanzos, cebollas y especias. Come de este caldo con «prayma» y bebe vino. Entre las especias ha de haber jengibre y canela.

Otro manjar: coge una gallina gorda y cuécela con leche. Es muy provechoso el cordero cocido con nabos y zanahorias.

Medicina para untar la verga y aumentar el placer del joder: toma jengibre y muélelo con miel; esto da mucho placer a la mujer, de manera que úntate la verga cuando vayas a joder.

Para la misma cosa: toma pimienta común, pimienta larga, espliego, jengibre y almizcle, machácalo junto y mézclalo con miel y cuando vayas a joder úntate con ello la verga.

Aún más: toma canela y saxífraga, mastícala con saliva y úntate la verga.

Para hacer crecer la verga: busca lombrices, de las que hay en los huertos, debajo tierra; cógelas, sécalas, machácalas y mézclalas con aceite de azufaifo. Úntate con esto la verga, frótalo bien y déjalo así durante la noche; al día siguiente lávate con agua tibia.

Otra medicina que hace crecer mucho la verga: coge sanguijuelas y ponlas en un pote al fuego, hasta que se sequen; muélelas y mézclalas con aceite de azufaifo. Frótate la verga y verás cómo crecerá mucho.

Igualmente frótate la verga con leche caliente de ovejas; hazlo muchas veces al día. También crecerá la verga si la frotas con agua caliente y aceite.

Aconsejo al que experimentó el castigo y suplico al que guarde los consejos de este libro, que su voluntad sea firme. Esta voluntad es la de joder.  Conocer este deseo es una cosa espiritual que cumplen todos los animales y que alcanzan todos los sentimientos. Su grado es alto y firme, amado y duradero para las mujeres, y aún más a las que son malas, pues ningún hombre no puede conseguir su amor si no cumple sus deseos, sus maneras con prontitud  y cuidado teniendo con ellas grandes atenciones, pues las mujeres tienen por naturaleza tales maneras que en el amor siempre se desvían de toda buena costumbre y siguen lo contrario. Por eso quiero hablar ahora de las mujeres y de sus hechos.

E

 

l que quiera conseguir el amor de las mujeres de manera que no le ocurra ningún daño, debe conocer sus maneras y sus costumbres; que las frecuente y las siga, para que las entienda y sepa qué es lo que más les vence al deseo. Debe ser sufrido para que sepa entrar certeramente en su voluntad.

Sabed que tanto los hombres como las mujeres sienten el deseo como el placer. Si el hombre fuera el más noble, el más gallardo, el más rico y el mejor en las gracias del mundo, pero no sabía esto, que la mujer siente deseo y placer, y no lo hiciera de obra, no conseguiría su amor. Y si fuera el más feo, el más desgraciado, el de peores gracias, pero quisiera seguir el deseo de la mujer, a uno así ella amaría, aunque fuera cautivo de los cautivos.

Por eso quiero ahora deciros cuáles son sus costumbres, cuáles aquéllas que ellas quieren encontrar en los hombres, y cuáles las que aborrecen.

El hombre que quiera ser amado por las mujeres conviene que sea de la siguiente manera: osado y fuerte, de buen hablar y sincero en sus palabras, cuidadoso y educado en el comer y limpio en el beber; que sea alegre y que no tenga ningún defecto físico, que sea donoso y bien parecido, amante de las compañías y que haga todo lo que a ella le plazca; que sea rico y que sus vestidos, su boca y su sudor huelan bien.

Los hombres a los que por sus costumbres las mujeres aborrecen son éstos: el que es celoso, avaro y egoísta de sus bienes; que tiene poca piedad y siente envidia; que es sucio en el vestir, en el comer y en el beber y que es pobre.

Son muy pocas las mujeres nobles, que son: la que es bella y sabia, suave, ganadora, razonable, y es limpia en todo lo que es necesario y pertenece a las mujeres; que no sea codiciosa ni envidiosa de ninguna de las cosas que las otras mujeres tengan; que sea sincera en la voluntad y que no contradiga en nada lo que el hombre diga, quiera y mande, sino que se alegre por todo lo que él quiera hacer. Pero aunque estas virtudes se encuentren con poca frecuencia en las mujeres, los hombres no las pueden ignorar ni podrían vivir sin ellas. Por eso es necesario que ellos conozcan la manera para conseguir su amor.

Las edades de las mujeres son cinco: la niñez, hasta que tiene ocho años; la segunda, hasta 'que tiene los veinte; la tercera, hasta que ha cumplido los treinta; la cuarta, hasta que ha cumplido los cuarenta; la quinta hasta que le falla el período. La característica de la primera edad es que contesta la verdad a cualquier cosa que se le pregunte y no esconde todo lo que conoce; además no tiene vergüenza ni del hombre ni de la mujer. En la segunda edad es más vergonzosa y guarda mejor lo que sabe. En la tercera edad ya está formada de todo lo que necesita; ésta es ya una mujer hecha. En la cuarta edad le gustan más los hombres y suaviza sus andares, su habla y sus obras y le gusta observar. Con la quinta edad disminuye su vista y su calor, se le relajan las carnes y sirve mucho al hombre. La que pasa de esta edad ya es vieja y nadie debe desearla.

Las mujeres son muy variables, pues cada mes les viene el período. Si no se queda preñada los quince días después de haber jodido con el hombre, no se preñará hasta que haya pasado de nuevo el período. Si en los cuatro primeros días se entristece, se añora mucho, es porque quiere o desea al hombre, ya que éste no se le acerca en estos cuatro primeros días del período; durante los doce días es muy alegre y todo lo hace por él; en los catorce días restantes no se preocupará tanto del hombre, aunque si le das alguna cosa la tomará. Digo esto para que sepáis en qué tiempo ellas sienten más placer, y mejor satisfacen su voluntad y su deseo.

Quiero ahora deciros cuál es la razón por la que las mujeres se enamoran de los hombres; es de dos maneras: en primer lugar, por la vista, y en segundo por lo que oyen decir.

Su amor puede ser oculto o manifiesto. Son señales de amor oculto: el que adelgace, que pierda el hambre y la sed, que suspire más a menudo de lo que solía hacer y que no se preocupe de muchas cosas de las que antes se ocupaba. Si por casualidad ve a su enamorado, pierde la vergüenza, de forma que se descubre ante los presentes. Si el hombre le pregunta o le pide algo, le responde otra cosa. Si quiere tomará algo. En resumidas cuentas, siempre parece que está ausente.

Las señales del amor manifiesto son: que cuando la mujer ve a su enamorado le muestra todas sus buenas maneras y todos los gestos que le parece que le enamoran. Le confiesa su amor, se extraña cuando lo ve, bosteza a menudo y se re mira para que nada le falte. Si tiene o se le acerca algún niño, lo coge, le besa, lo abraza, juega con él y se alegra, y busca reírse, razonar y hacerse la encontradiza con su enamorado, aunque no venga al caso. Si ella lo ve pero él no la advierte, habla y gesticula para que se dé cuenta de su presencia, y habla con alguna de las personas que tiene a su alrededor de manera que él se dé por aludido. Si está en la cama se sentará y simulará jugar con el pelo, o rascarse, o teclear en el suelo, o morderse el labio inferior, y se lo mirará de reojo. Si oye o ve algún enemigo de su enamorado, dice mal de él para que le oiga. Cuando se aleja de ella se queda triste y cuando lo ve de nuevo, le cuenta los días que no lo ha visto, para que él entienda que no lo olvida; le pregunta cosas muy sutilmente para no enojarlo y lo invita de lo que tiene aunque él no sienta necesidad.

Dice que lo sueña y cuando lo ve se muestra muy alegre. Cuando el hombre nota estas cosas en la mujer, sabe que le ama de todo corazón.

Más os diré: cuando al hombre le interesa una mujer y la ama sin que ella le conozca, pero una vez lo ha conocido no le corresponde, debe mandarle un mensajero. Éste debe ser una mujer y ha de cumplir los siguientes requisitos: primero, que sea mujer reservada; segundo, que sea ingeniosa y sepa mentir; tercero, que sepa ganarse la confianza de las demás; cuarto, que no esté casada; quinto, que sea agradable de trato; sexto, que sea de las que saben introducirse en las casas aunque no la necesiten; séptimo, que no sea una mendiga; octavo, que se dedique a una de las seis siguientes cosas: casamentera, comadrona, vendedora de joyas femeninas o de telas, matrona o beguina.

Cuando le hagas el encargo dale comida y bebida, págale y prométele que le darás más. Mándala cuando sepas que no hay hombres en casa de aquella a quien amas. Procura que lleve buenos perfumes, para que la mujer que la recibe le pregunte qué perfume es aquél, y ella conteste que viene de la casa de Pedro, de Juan, etc.; y a la vez se eche a reír, para que la mujer le pregunte el motivo de su risa. Entonces que le diga que aquél se muere por ella y por su amor y que si no le corresponde se morirá; siga diciéndole que esto es una gran locura y que por tanto ella no hará nada para este hombre. Si le contesta positivamente, enhorabuena, si no, que le diga que quiere casarse con otra. Durante unos días no se preocupe más de ello; luego, vuelva a verla y acabe el asunto. En todo momento el hombre debe seguir lo dicho.

A través de una mujer, conocí qué cualidades desean ellas en el hombre: que tenga un buen miembro, una verga grande y rígida, mucho semen; que sea de talla mediana, ni muy gordo ni muy delgado. Cuando un hombre es así, la mujer siente placer con él, pero cuando es todo lo contrario no sienten placer, ni le quieren bien.

En cuanto a la nobleza y a la belleza de las mujeres, se trata que tengan cuatro cosas muy negras: el pelo, las cejas, las pestañas y los ojos; cuatro cosas muy coloradas: las mejillas, la lengua, las encías y los labios; cuatro muy blancas: el rostro, los dientes, el blanco de los ojos y las piernas; cuatro muy estrechas: los orificios de la nariz y de los oídos, la boca, los pechos y los pies; cuatro muy delgadas: las cejas, la nariz, los labios y las costillas; cuatro muy grandes: la frente, los ojos, los pechos y las nalgas; cuatro muy redondas: la cabeza, el cuello, los brazos y las piernas; y cuatro muy perfumadas: la boca, la nariz, las axilas y el coño.

En cuanto a su fealdad: que sea hechicera, que desee joder mucho, que sea delgada, fea y borracha, que huela mal su ropa y su sudor y que esté muy gorda.

H

asta aquí se ha hablado y explicado sobre las complexiones de los hombres, a quién es bueno joder y a quién no, y cómo y cuándo debe hacerla cada uno, según su complexión.

También se han comentado las viandas y medicinas que son útiles en este caso, y las que provocan males si se jode en demasía y muchas otras cosas que sería muy largo de enumerar.

Ahora os quiero mostrar en qué distintas formas se jode y qué ventaja o qué mal puede derivarse de cada una.

En primer lugar os diré que la mujer hermosa se calienta y siente mucho placer cuando jode, y también durante el sexto mes de embarazo, cuando ha andado mucho y cuando ha venido cabalgando de lejos. Las mujeres son de tres clases: muchacha de poca edad, joven y mujer hecha. Cada uno de estos tipos puede ser de tres maneras: alta, baja o mediana; o gorda o delgada o mediana; o blanca o morena.

Según cada una de estas maneras siente de diferente modo el deseo; así a unas les gusta mucho joder y otras no quieren hacerlo; a unas les viene rápidamente el deseo cuando las joden y a otras les tarda mucho; a otras les viene normalmente.

Sepas que la que es alta y delgada en seguida siente el deseo y el talento; la que es gorda y baja tarda más; a la mediana le viene de modo normal. Has de saber también que algunas mujeres sienten el talento tan fuerte que no pueden ajustarse con los hombres; por eso algunas de éstas usan un «gedoma», hecho de cuero suave con algodón en el interior y en forma de pene: se lo meten en el coño hasta que quedan satisfechas.

Cuando la mujer monta al hombre, a éste pueden salirle manchas en la vejiga y en la verga, y puede reventársele o retenérsele la esperma en el momento de joder. Y aún puede ser causa de otras enfermedades parecidas.

Debéis saber que joder de pie provoca daño en las nalgas y en las rodillas; si es de lado, hace daño al que tiene débil el miembro de aquella parte y duele cuando expulsan el semen; y si se hace sentado, el semen no sale con ligereza y provoca dolor en los riñones y en las nalgas y, a veces, llaga la verga y la ingle. Lo mejor es que la mujer se eche en una cama blanda, llana y suave y que el hombre se coloque encima, teniendo ella las piernas alzadas y la cabeza tan alta como pueda. El hombre debe tenerle la mano izquierda por debajo de los hombros, mientras que con la derecha la abrazará y se la acercará tanto como pueda.

Con las mujeres a las que tarda en venirles el deseo debe hacerse lo siguiente: cógela, extiéndela y ponle las rodillas a la altura de la ingle; con una mano tómale las suyas, mientras que con la otra apriétale el coño, retuércela y pellízcala hasta que grite, se rebele o se queje.

Así le encenderás el deseo de joder, pues de este modo se calienta y le viene el deseo de yacer con el hombre.

Hay otro sistema: ponle la mano derecha debajo, levántale la pierna derecha y pónsela en el comienzo de tu pierna izquierda; retuércele y pellízcale el coño; así le vendrá el deseo.

Luego ponle la verga en el borde del coño hasta que esté caliente.

A la mujer que el deseo y el orgasmo le tardan en llegar, que el hombre le haga cinco cosas: besarla, sobarla, pellizcarla, estrecharla y herirla con las manos. Todo esto también debéis hacerla a las demás mujeres. Debe besarla en la boca, las mejillas, los pechos, las piernas y el vientre. La sobará en la punta de la nariz, las mejillas, los pechos, las piernas y el vientre y debajo del cuello. La frotará en las palmas de las manos, entre las piernas y en los pechos. La

herirá con las manos en las piernas, los pechos, el ombligo, debajo de éste y en los brazos.

Las mujeres que sienten rápidamente el deseo no necesitan tomar ninguna medicina de las que excitan el joder.

Hay hombres a los que les viene el deseo en seguida, a otros les viene con tardanza y a otros les viene normalmente. Los que acaban pronto son los que tienen la verga pequeña y flaca, y los que acaban tarde la tienen grande y rígida. Los que la tienen mediana acaban normalmente. Cuando el hombre acaba tarde y la mujer pronto y a él le gustaría que acabaran a la vez, debe procurar poner toda su voluntad en el joder, en la belleza de la mujer, en su

nobleza y en el momento de placer en que se encuentra; pues realmente no es agradable si los dos placeres no vienen a la vez.

Cuando el hombre acaba pronto y la mujer tarde, ésta se queda muy defraudada. Por ello cuando el hombre empieza a joder debe distraerse en otras cosas, y no pensar en lo que hace ni en el gusto que siente para que no acabe antes que lo haga la mujer. Si ésta es de las que acaban tarde, el hombre deberá jugar con ella, ponerle la mano en el coño y frotárselo hasta que se caliente y sienta el deseo. Es bueno que esté apoyada en el suelo de pies y manos, con algún soporte en éstas, y que le introduzca la verga en el coño por la parte posterior.

La mujer debe poner sus manos en la verga cuando ésta se introduce en el coño y procurar alzarse de nalgas para recibir bien el contacto, de modo que lo sientan los dos a la vez. Luego que se ponga completamente debajo de él, que se lo acerque y le ponga las manos debajo de sus lomos; que estreche las nalgas cada vez que él quiera sacar la verga. Estas cosas gustan mucho a los hombres y los dos sienten un gran placer.

Las maneras de joder consisten en: levantar algunos miembros y bajar otros. Y esto de dos formas: una, moviéndose, y otra, estando quietos.

Moverse es abrazar, besar, sobar, cantar, pellizcar, tirar del coño y del ombligo y otras cosas parecidas. Y otra cosa es hacer gestos o señales con los ojos, la boca, decir alguna palabra, mostrarse alegre e incitarla con todo lo que pueda, pues, riéndose de los gestos del hombre, la mujer se calienta, especialmente cuando le pone una cara y una sonrisa bonitas, y su rostro demuestra gran alegría.

Las posiciones para joder son cinco: la primera, cuando yacen el hombre y la mujer; otra, cuando se ponen de lado; otra, estando de pie; y otra, cuando la mujer está encogida, levanta las piernas y las pone encima de las nalgas del hombre, entrelazándolas fuertemente. Ésta es la forma que más suele usarse.

Otro sistema: que la mujer se eche, con las piernas bien tendidas y el hombre se las entrelace con las suyas, pasándole un brazo por debajo del cogote y abrazándola con fuerza con el otro. Así, puede confiar en este sistema.

Otra posición: que se tienda el hombre y que la mujer lo monte, apoyando las piernas sobre sus músculos. El hombre debe abrazarla y estrecharla contra sí, tanto como pueda. En esta postura la mujer encuentra mucho placer, especialmente si ve el rostro del hombre y éste le sonríe.

Otra manera de joder: el hombre debe sentarse en la cama y la mujer se le encaramará, sentándose encima de la verga y levantando las piernas hasta colocarlas en el cogote. Él la abrazará fuerte acercándosela tanto como pueda.

Otro sistema: que se tienda la mujer, con una pierna arqueada y otra completamente extendida y el hombre que se tumbe encima, abrazándola.

Estas maneras de joder conocemos. Aún hay otras maneras de joder: puede hacerse de lado: la mujer debe tumbarse vuelta hacia la derecha, doblando las piernas, de manera que las rodillas estén a la altura de los pechos; el hombre también debe tumbarse del mismo lado, colocando la pierna izquierda encima de ella, que se le aguantará con la mano. Con esta postura jódela de lado, pues así verás qué se debe hacer.

Otra manera: la mujer debe estar también de lado, con las piernas dobladas, de manera que las rodillas le lleguen a la altura de los pechos; el hombre se le sentará detrás y así la joderá.

Hay tres maneras de joder de pie: una consiste en que, estando los dos separados, vayan acercándose el uno al otro; la mujer levantará la pierna izquierda tanto como pueda, mientras que el hombre se la aguantará con la mano derecha, y de este modo la joderá.

Otra manera: estando los dos de pie, la mujer rodeará con sus brazos el pescuezo, y, alzando las piernas, se encaramará en su cintura; éste le sostendrá las nalgas con sus manos, estrechándola contra sí.

Otra manera: que estén los dos de pie y él la coja por las mejillas; ella lo abrazará fuerte, rodeándole la espalda con sus manos; estando boca a boca que hagan su trabajo.

Otra manera de joder es sentado de cuclillas: puesta la mujer de esta forma, el hombre la sujetará de las nalgas y la joderá. Para que se pueda hacer bien es necesario que ella se apoye en alguna cosa.

Otra manera de joder es estando sentados: que la mujer se siente y el hombre se coloque de rodillas entre sus piernas, cogiéndola por las nalgas; ella debe abrazarle muy fuerte, pues de otra forma no podría ser.

Otra posición: estando tumbado el hombre, que la mujer se coloque de espaldas y en cuclillas encima de su verga; él la sujetará de los lados, mientras que ella vuelva la cabeza y se encuentre con su mirada y su rostro sonriente.

Otra manera: que el hombre esté de pie y la mujer ponga los brazos alrededor de su cuello; el hombre, sujetándole las piernas con los brazos, que la levante y le introduzca la verga, mientras vayan rozándose. La mujer debe estar todo el rato con las manos colgadas en su cuello, pues de otra manera no se podría hacer.

Otra manera de joder: que se tumbe la mujer de bruces en la cama, como si estuviera de rodillas, y el hombre que la abrace por detrás, cogiéndola por los flancos.

Otra manera de joder: que la mujer se tienda de bruces en la cama y el hombre se siente encima de las nalgas, apoyándose con las manos en sus piernas.

Otra manera: que la mujer se tumbe con los brazos y las piernas completamente abiertos y el hombre la joda como mejor pueda, a no ser que su poder y su naturaleza tengan suficiente.

Otra manera de joder: que la mujer se siente sobre las piernas del hombre, que las tendrá completamente extendidas; con las manos se sujetará en su pescuezo y así el hombre le entrará por entre las piernas. Ella le rodeará las nalgas con las piernas y lo acercará contra sí tanto como pueda.

Otra manera: que la mujer se siente y el hombre la coja las piernas y se las coloque alrededor del cuello, de forma que las corvas se apoyen en sus hombros; que así la joda, abrazándose fuerte.

Otra manera: que la mujer se acerque a la pared, levante la pierna izquierda y la apoye en un banco u otra cosa parecida; el hombre la joderá por detrás, agarrándole con la mano la pierna que tiene levantada, pues así podrá acercársele más y realizará mejor el trabajo.

Otra manera: la mujer, arrodillada, debe curvarse hacia adelante y trabar los pies en las piernas del hombre, que estará de pie, detrás suyo, y la joderá apoyándose con una mano en las nalgas, pues así se acercará más a ella y hará

mejor su trabajo.

Otra manera: que se tumbe el hombre y que la mujer se siente sobre su verga, teniendo los pies junto a sus nalgas y las manos en sus hombros, mientras que le mete la lengua en la boca y él se la estrecha con los dientes; así estarán más cerca.

Otra manera: que la mujer se tienda de espaldas sobre la cama y el hombre se eche sobre ella; la mujer debe levantar las piernas y el hombre estirar las  suyas hasta las axilas; sosteniéndola sobre sus pies, haga su trabajo como mejor pueda, a no ser que la naturaleza esté satisfecha.

Otra manera: que se tumbe la mujer en los pies de la cama y tenga las manos fuera; el hombre, de pie, le cogerá las piernas y se las colocará en sus brazos ...

Otra manera: que se tumbe la mujer en los pies de la cama, tal como ya se ha dicho, y el hombre le levante las piernas, sujetándoselas por las corvas. Éste hará su trabajo estando de pie fuera de la cama.

Si quieres que el hombre tenga la verga eréctil, toma una libra de jugo de zanahorias, tres onzas de aceite de mostaza; aceite de hormigas [...]; mézclalo todo y haz un ungüento.

Ponlo al sol ocho días y luego úntate el pene tres horas antes de yacer con la mujer. Después de haber estado con ella, lávate el pene con agua caliente, pues si no la verga se quedaría eréctil.

Igualmente, coge una parte de sangre de macho cabrío, sécala y redúcela a polvo; luego coge dos partes de harina de cebada refinada y mézclalo todo con un buen vino; caliéntalo y cuécelo sin que se haya enfriado. Bebe de ello durante tres noches y verás que proporciona un buen coito. También es muy bueno el grano de mejorana.

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