Coplas que llaman de “La Panadera”, en la batalla que hubo el rey don Juan el Segundo con los infantes de Aragón y los otros grandes de Castilla, año de 1445, cerca de Olmedo. Van glosando este mote:  “Di, Panadera”

Panadera, soldadera,

que vendes pan de barato,

cuéntanos algún rebato

que te aconteció en la Vera.

Di, Panadera.

Un miércoles que partiera

el príncipe don Enrique

a buscar algún buen pique

para su espada ropera,

saliera sin otra espera

de Olmedo tan gran compaña,

que con muy fermosa maña

al puesto se retrujera.

Di, Panadera.

El señor rey, desque viera

como el príncipe venía,

con muy gran melancolía

luego en punto proveyera;

y mandó sacar afuera

el su pendón ensalzado

para pasar luego el vado

con noble gente guerrera.

Di, Panadera.

La de Estúñiga, que era

escuadra bien conveniente,

la mitad de la su gente

sabe Dios lo que quisiera;

mas como gente granjera,

de su señor natural

con ardimiento leal

acompañó su bandera.

Di, Panadera.

En cátedra de madera

vi al obispo Barrientos

con un dardo sin avientos,

que a predicarles saliera,

e por conclusión pusiera

que el que allí fuese a morir

que le faría subir

al cielo sin escalera.

Di, Panadera.

Aforrado en peñavera

el perlado de Toledo

no se movió un solo dedo

de cabe la talanquera,

diciendo: "Quien se acelera

cuando un tal fecho le viene,

nunca jamás queda tiene

la barba en la cebadera".

Di, Panadera.

Por más seguro escogiera

el obispo de Sigüenza

estar, aunque con vergüenza,

junto con la cobijera,

mas tan gran pavor cogiera

en ver fuir labradores

que a los sus paños menores

fue menester lavandera.

Di, Panadera.

Con una rica cimera

armado muy gentilmente,

se halló el de Benavente

en esa escuadra tercera,

mas su gente regatera,

malandantes campesinos,

como cobardes mezquinos

ficieron la perseguera.

Di, Panadera.

 

 

Con lengua brava e parlera

y el corazón de alfeñique,

el comendador Manrique

escogió bestia ligera,

y dio tan gran correndera

fuyendo muy a deshora

que seis leguas en un hora

dejó tras sí la barrera.

Di, Panadera.

Con costumbre vocinglera,

temblando como las fojas,

va don Fernando de Rojas,

no manco de la cadera,

e por verdad muy certera

fue a la villa de Portillo,

de miedo muy amarillo,

donde guarecer quisiera.

Di, Panadera.

Salido como de osera,

Ruy Díaz el mayordomo,

tan velloso vientre y lomo

como osa colmenera:

si la fe que prometiera

la guardase, según fallo,

 no comiera su caballo

en el real la cibera.

Di, Panadera.

Tomando yegua ligera

con mayor miedo que saña,

Fernán López de Saldaña,

más negro que una caldera,

saltando la barbillera

encomenzó de decir

que al que quisiera fuir

él le iría a la estribera.

Di, Panadera.

Por persona mensajera

se partiera el mariscal:

desvióse del real

con maña sutil, artera,

y maguer diz que así era

por poner paz en el ruido,

e si no fuera partido

él mismo lo resolviera.

Di, Panadera.

La persona tabernera

del vil conde de Medina

el cual será muy aína

echado en una buitrera,

lleno de figos de sera

e de torreznos e vino,

fizo más sucio camino

que jamás hombre fiziera.

Di, Panadera.

Persona tan postrimera

nunca oí yende o destroza

como Pedro de Mendoza

que es fama que se escondiera,

e dicen que descendiera

del rocín y entró en un pozo

porque de él hubiese gozo

la madre que lo pariera.

Di, Panadera.

Juan de Tovar como viera

el fecho tan mal parado,

puso su firme cuidado

en buscar la madriguera,

lo cual por obra pusiera

según que lo bien pensó,

por lo cual no falleció

a su rocín espolera.

Di, Panadera.

Más recio que lanzadera,

sin esperar adalides,

Manuel de Benavides

de este fecho se partiera;

por pesquisa verdadera

se falla cómo fuyó

e cómo en sí non dejó

quijote ni canillera.

Di, Panadera.

 

Su bondad non encubriera,

don Enrique el de Zamora;

por ganar honra a deshora

los contrarios ofendiera,

mas la gran gente ropera

que con él fue a desranchar

fizo, por cierto, quedar

su persona prisionera.

Di, Panadera.

 Maguer de malla y gorguera

se armaba el maestre mozo,

mas no hubo menester bozo,

pues a ninguno mordiera,

antes diz que se escondiera

con gran sabor de mirar

si le cumplía apeldar

por guarecer a La Vera.

Di, Panadera.

En una cepa o mimbrera,

por su muy fuerte pecado,

estropezó el de Alvarado

e cayó en una junquera,

e la vil gente ovejera,

villanaje de peones,

sin cadena de eslabones

le ataron a una figuera.

Di, Panadera.

Asaz honroso acudiera

a sus valientes varones

mosén Diego de Quiñones

cuando las piernas batiera;

tan adentro se metiera

que le hubiera de haber fin,

mas allí con un faquín

mucho bien se combatiera.

Di, Panadera.

Con celada sin visera

y por divisar mejor

dicen que iba el relator

más seco que esparraguera;

entre la gente pechera,

decía: "Quien tuviera hito,

 para siempre será quito

de la moneda forera".

Di, Panadera.

Sin cubiertas ni testera

y sin armas, casi al mox,

el viejo al quiquiricox

llegó fasta la ladera,

dónde nunca se moviera,

como falcón madrigado,

que el aire le habían mudado

el cuchillo e la tijera.

Di, Panadera.

Vide el sellar de Jorquera,

Alonso Pérez Vivero,

con escribanía e tintero,

colgada en su linjadera,

e dentro una alcoholadera

con polvos para escribir;

quisiera dello reír,

si huiera do me acogiera.

Di, Panadera.

Vi sentado en una estera

al segundo contador,

fablando como doctor,

vestido como partera,

y si lo que a él pareciera

se pudiera allí acabar,

él quisiera más estar

cien leguas allende Vera.

Di, Panadera.

Amarillo como cera

estaba el conde de Haro,

buscando algún reparo

 por no pasar la ribera;

desque vida la manera

como el señor rey pasaba,

tan grandes pedos tiraba

que se oían en Talavera.

Di, Panadera.

Aunque algún miedo toviera

el repostero mayor,

encubrió bien su temor

como aquel que le doliera

del gran miedo que hubiera,

fizo él a sus criados

juntarse con los navarros

en la batalla primera.

Di, Panadera.

Obra muy clara e placera

se mostró ser, y notable,

la que fizo el condestable

con los que se combatiera,

mas quebraran la barrera

muy aína sin dubdanza

si la su buena ordenanza

algún poco se durmiera.

Di, Panadera.

Con habla casi extranjera,

armado como francés,

el noble nuevo marqués

su valiente voto diera,

e tan recio acometiera

con los contrarios sin ruego,

que vivas llamas de fuego

pareció que les pusiera.

Di, Panadera.

 Por donde se acaeciera,

maguer amarillo y seco,

el buen fidalgo Pacheco

gran espanto les pusiera,

tanto, que por sí fiziera,

según fizo, llegar donde

estaba el valiente conde,

el cual él mismo prendiera.

Di, Panadera.

El conde de Alba, maguera

buen caballero esforzado,

muchas veces se ha loado

de cosas que non fiziera;

en la batalla primera

fizo su deber por soma,

pero no tanto ni coma

por sus cartas escribiera.

Di, Panadera.

Con cara muy falaguera

e con discreción e seso,

viendo a su hermano preso,

el mariscal de Herrera

atanto se entristeciera

e se sintió tan turbado,

que después gran gasajado

nunca jamás recibiera.

Di, Panadera.

Con palabra lisonjera

e con talle gordo e feo,

el conde de Ribadeo

sin armas apareciera,

el cual, por cierto, quisiera

que el robo fuera sobejo,

porque a mozo ni aun a viejo

 tan gran parte le cupiera.

Di, Panadera.

Diciendo: "¡Guarda, Herrera!",

bullendo como graduña,

asomó Pedro de Acuña

con una falsa grupera,

mas la su lanza lardera,

pintada, garrida, ufana,

a Dueñas volvió tan sana

cual salió de la lancera.

Di, Panadera.

Tan gran trabajo sintiera

con el muy gran calor Payo,

que le vino tal desmayo

que pensó que se muriera;

maguer diz que se pusiera

con los hombres esforzados,

mucho son maravillados

cómo no se derritiera.

Di, Panadera.

Viniendo de la frontera

el mayor comendador,

desamparó a su señor,

de quien gran bien recibiera,

e como quien desespera

de toda gran nombradía,

más vergüenza no tenía

que una puta carcavera.

Di, Panadera.

Por persona consejera,

don Juan, el conde chiquito,

cabe el rey fincó su hito

e tendió su arpellera

e dicen que le dijera:

"Señor, si pasáis los trigos

sacaréis los enemigos

todos de la raposera".

Di, Panadera.

Acerca de una reguera

el alférez quedó estando;

con gran sabieza mirando

la su gente recogiera,

e en tanto que día fuera

miró sin melancolía

a qué parte convenía

apertar la calzadera.

Di, Panadera.

El de Olmedo cabecera

que era el buen rey de Navarra,

no se fue meter tras barra,

antes bien se combatiera,

ca a un caballero asiera

al cual dio asaz cuchilladas,

que lo fizo mil tajadas

junto con una ribera.

Di Panadera.

 

 

Con discreción muy somera

más que con seso constante,

el ardid señor infante

fue a dar de cabecera

en la batalla primera

que delante se falló,

por lo cual no dudo yo

que su gente se perdiera.

Di. Panadera.

Con ardideza muy fiera

según que fallo por rastro,

se lanzó el conde de Castro

en la suerte que le cupiera

ardiendo como foguera

con cuatrocientos rocines,

mas ellos fueron tan ruines

que ninguno le acorriera.

Di, Panadera.

Por ir a la sementera,

la gente del almirante

detrás de él, y no delante,

estaba cuando cayera,

aguardando la zaguera

de espaldas en un barbecho,

alejados más que un trecho

de una piedra volandera.

Di, Panadera.

Fernando que prometiera

de Quiñones por su amor

de ser muerto o vencedor,

fue muerto por la mollera;

la Virgen, procuradera

que es de todo hombre contrito,

ruegue a su Hijo bendito

que le dé gloria llenera.

Di, Panadera.

Muy puesto en la delantera

el mayor caballerizo,

más armado que un erizo,

fue el primero que fuyera,

pero un lindo encuentro diera

en un gran odre de vino;

fízole perder el tino,

tanta sangre de él saliera.

Di, Panadera.

Temblándole la contera

el repostero mayor,

del grandísimo temor

le recreció cagalera;

fuyendo en la delantera,

cuasi fuera de sentido,

todo cuanto había comido

trastornó por la babera.

Di, Panadera.

Este fecho procediera,

como oyen vuestras orejas,

por las notables iglesias

que el dicho rey destruyera,

el cual cierto mereciera,

por fazer tan gran pecado,

que con su honra y estado

al abismo se sumiera.

Di, Panadera.

Tú, Señor, que eres minera

de toda virtud divina,

saca la tu medicina

de la tu santa triaquera,

porque ya, Señor, siquiera

hayamos paz algún rato,

ca del dicho disbarato

a muchos queda dentera.

Di, Panadera

 

IR AL ÍNDICE GENERAL